¿Qué tan verde puede ser el negocio avícola?

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Una sana mezcla de motivación propia e incentivos oficiales serviría para pasarse a energías alternativas, reducir emisiones contaminantes y hasta fomentar la conservación de entornos naturales cercanos a las instalaciones avícolas.

La sostenibilidad es una característica deseable para toda actividad económica, y la avicultura no puede ser la excepción. Una “ayudita” desde la norma no vendría mal para empujar los cambios necesarios, y no estoy hablando tanto del “garrote” de nuevas reglas, si no de la “zanahoria” o incentivos que podrían proponer nuestros gobiernos.

Por ejemplo, los malos olores de las granjas avícolas dejarían de ser un tormento para las comunidades vecinas y un gasto más para el productor, si existiera un entorno normativo que incentivara la sostenibilidad. En vez de invertir en extractores que consumen electricidad o en químicos que disfrazan el mal olor y no resuelven el problema de contaminación aérea, el avicultor preferiría desarrollar o adquirir tecnologías que ya permiten condensar y concentrar la mayoría de los olorosos componentes nitrogenados de las excretas para usarlos como abono orgánico mucho más eficiente que la gallinaza o pollinaza. Los holandeses están demostrando que es posible.

Aprovechar el sol de nuestros trópicos o el biogás que puede generar una explotación avícola para producir energía eléctrica, también es viable y práctico, pero requiere de cuantiosas inversiones iniciales que pocos estarían dispuestos a asumir si no media un importante incentivo tributario, un subsidio, un préstamo blando o una baja en los aranceles de importación de los bienes de capital que sean necesarios. Es el mismo modelo alemán que permitió desmontar su dependencia de la energía nuclear.

Productores avícolas latinoamericanos previsivos han adquirido grandes predios para sus instalaciones. Dejan los galpones en el centro y cultivan o cuidan los bosques circundantes de su propiedad para evitar que la presión urbanística los alcance luego. ¿Por qué no reconocerles algo por el sostenimiento que hacen de esos espacios arbolados que benefician a la empresa y al medio ambiente en general?

Medidas similares servirían para reducir a un mínimo realista el uso de antibióticos y de desinfectantes que no tengan componentes amigables con el entorno. La sostenibilidad es rentable porque propicia un menor gasto de diversos recursos para operar, pero cuesta desarrollarla, montarla y hacerla eficiente hasta convertirla incluso en una ventaja en términos de mercadeo. En un negocio con tan estrechos márgenes como el avícola, con seguridad no se trata de no querer; más bien, de no poder… todavía.

Fuente: WATTAGNet

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