El Quetzal (Pharomacrus mocinno)

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El QUETZAL (Pharomacrus mocinno) es identificable por el penacho de plumas deshilachadas que corona su cabeza, además del extraordinario desarrollo que alcanzan las coberteras (plumas que cubren la base de la cola).

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Dispersa en los bosques montañosos de México y de América Central, hasta Costa Rica, esta ave vive en zonas situadas a unos dos mil metros de altitud sobre el nivel del mar. Se la encuentra en lugares húmedos, principalmente en bosques montañosos altos, donde suele posarse en las ramas poco elevadas, en las que permanece por largo tiempo casi inmóvil, y volviendo de vez en cuando la cabeza ya a la derecha ya a la izquierda.

Practicamente ningún ave americana puede competir con la que nos ocupa en belleza de plumaje y en elegancia de movimientos. Su cuerpo es del tamaño de una gallina; unos 40 cm de largo. Las plumas del macho son verdes y rojas, pero pueden verse azules o doradas de acuerdo a la incidencia de la luz solar. Tiene una larga cola que puede llegar a medir dos veces el tamaño de su cuerpo. Durante el vuelo, rápido y rectilíneo, el bello adorno formado por las coberteras ondula en el aire. La hembra, en cambio, es de colores menos vistosos (gris y verde) y no presenta largas plumas.

No es fácil ver a un quetzal, ya que por lo general es silencioso y su plumaje se confunde con las hojas húmedas de las plantas de la naturaleza circundante.

Se alimentan de insectos, pero tienen predilección por la fruta. Comen la fruta del laurel y moras, pero principalmente aguacates silvestres, también conocidos como tepeaguacates. Para alimentarse se paran en un rama baja, donde los tepeaguacates se encuentran. Luego vuelan hacia arriba, arrancan un fruto al vuelo y vuelven a la rama en la que se encontraban. Una y otra vez realizan el mismo procedimiento hasta satisfacer su apetito y vuelven al bosque.

El quetzal emite varios sonidos, entre ellos un suave silbido que se hace más intenso, para luego disminuir. Dice una leyenda guatemalteca que el quetzal solía cantar hermosamente antes de la conquista española, pero a partir de entonces ha quedado callado, y volverá a cantar cuando la tierra esté libre de verdad.

De febrero a junio machos y hembras se la pasan cantando, porque es la época en que se preparan para la reproducción

En cuanto a la reproducción, la hembra del quetzal, suele poner dos huevos de color azul claro. Anidan en cavidades profundas de troncos en descomposición, con una entrada lateral ubicada entre los 5 y los 27 metros de altura. Durante la incubación, que está a cargo de ambos padres, la hembra queda en el nido toda la noche y al mediodía, mientras que el macho lo hace en la mañana y en la tarde. Para empollar, el macho se sienta, dejando sus largas plumas colgando hacia afuera del nido, las cuales desde lejos parecen las hojas de una planta. Si dejan el nido sin protección, algunos animales, como ardillas, comadrejas, monos, serpientes o tucanes, pueden aprovechar para comerse los huevos.

Luego de un período de gestación de 17 o 18 días los polluelos nacen con los ojos cerrados y sin plumas. Los primeros días, sólo comen insectos. Aproximadamente a las dos semanas de edad los padres empiezan a darle fruta, y animales como lagartijas, ranas o caracoles. Al mes, están listos para volar y en sus plumas ya se observan manchas de color. Sus primeros vuelos son lentos y un poco torpes pero, poco a poco aprenden a volar mejor y comienzan a procurarse su propio alimento.

El quetzal no puede vivir en cautividad; su plumaje empieza a perder brillo y a los pocos días muere. Sin embargo experimentos recientes, han demostrado que recreando su ambiente natural (geografía, temperatura, humedad, alimento, etc.), puede vivir y llegar incluso a reproducirse en cautiverio. Esto como forma de preservar la especie ante el peligro de extinción al cual está sometido el quetzal.

Los antiguos mayas y los aztecas sentían gran respeto hacia esta ave, a las que veneraban como una divinidad. Arrancaban las plumas del macho para emplearlas durante los ritos religiosos y para hacer con ellas objetos de adorno destinados a los reyes. La captura o caza de quetzales se consideraba una gran ofensa, y castigaban con la muerte a quien matara al “ave de rico plumaje”. En la actualidad, el quetzal es considerado en Guatemala como el símbolo de la independencia, en calidad de lo cual se le ve representado en los sellos de correo y en la moneda guatemalteca que lleva su nombre.

El quetzal constituye la especie tipo del grupo Pharomacrus, y se le dio la denominación científica de Pharomacrus mocinno en recuerdo del eximio naturalista mexicano José Mariano Mociño.

Fuente: http://www.zoowebplus.com/animales/?animal=quetzal

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