‘El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2014’ ofrece estimaciones actualizadas sobre la subalimentación y el progreso hacia la consecución de las metas del hambre del Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) y la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (CMA).
Un análisis de la situación actual en materia de reducción del hambre y la malnutrición indica que ha continuado el progreso a nivel mundial en muchos países, pero que en otros se necesita un esfuerzo adicional.
El compromiso político sostenido al más alto nivel es un requisito previo para la erradicación del hambre. Esto implica situar la seguridad alimentaria y la nutrición en primer plano de la agenda política y crear un entorno propicio para mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición. El informe de este año examina experiencias diversas de siete países, con un enfoque específico en el entorno propicio para la seguridad alimentaria y la nutrición, que refleja el compromiso y las capacidades en cuatro dimensiones: políticas, programas y marcos legales; movilización de recursos humanos y financieros; mecanismos de coordinación y asociaciones; y toma de decisiones basada en evidencias.
ensajes Clave
Las últimas estimaciones de la FAO indican que la reducción del hambre a nivel mundial continúa: se calcula que unos 805 millones de personas están crónicamente subalimentadas en 2012-14, lo que supone una disminución de más de 100 millones en la última década, y 209 millones menos que en 1990-92. En el mismo período, la prevalencia de la subalimentación ha descendido del 18,7 % al 11,3 % a nivel mundial y del 23,4 % al 13,5 % en los países en desarrollo.
Desde el período 1990-92, 63 países han alcanzado la meta del hambre del ODM-1 y 25 países han alcanzado el objetivo más exigente de la CMA. 11 de los 63 países en desarrollo ya tenían tasas de subalimentación por debajo del 5 por ciento (el límite metodológico para garantizar la relevancia de los resultados distintos de cero) en 1990 92 y han logrado mantenerse dentro de ese intervalo, por lo que no constituyen el eje central del informe de 2014.
Las cifras demuestran que es posible alcanzar la meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio relativa al hambre: reducir a la mitad la proporción de personas subalimentadas en los países en desarrollo para el año 2015.
Pese a los progresos globales, persisten marcadas diferencias entre las regiones. La región de América Latina y el Caribe ha registrado el mayor progreso general hacia el incremento de la seguridad alimentaria, mientras que los avances han sido modestos en el África subsahariana y en Asia occidental, afectadas por desastres naturales y conflictos.
Un compromiso político constante al más alto nivel, que considere la seguridad alimentaria y la nutrición como prioridades principales, es un requisito previo para la erradicación del hambre. Los estudios de casos presentados en el informe El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, 2014 muestran que regiones como África y América Latina y el Caribe, así como determinados países, han reforzado su compromiso político con la seguridad alimentaria y la nutrición.
La reducción del hambre requiere de un enfoque integrado, que debe incluir los siguientes elementos: inversiones públicas y privadas para aumentar la productividad agrícola; un mejor acceso a los insumos, la tierra, los servicios, las tecnologías y los mercados; medidas para el fomento del desarrollo rural; protección social para los más vulnerables, incluido el refuerzo de su resiliencia ante los conflictos y los desastres naturales; y programas nutricionales específicos, en particular para hacer frente a las deficiencias de micronutrientes en las madres y los niños menores de cinco años.