El cambio climático antropogénico representa uno de los retos más grandes y más difíciles de resolver que ha enfrentado la humanidad en sus 200,000 años de existencia como Homo sapiens. El cambio climático es un fenómeno global que afecta a todos los sectores de la sociedad. Pero ningún sector está más vulnerable o más impactado por el cambio climático que el sector agropecuario, algo que obviamente tiene implicaciones directas y transcendentes sobre la seguridad alimentaria mundial.
En la actualidad, más de mil millones de personas aún viven en pobreza extrema y casi 900 millones sufren de desnutrición crónica. Y como si la situación actual fuera poca, se anticipa que la población mundial rebasará a los nueve mil millones a mediados del siglo, lo que duplicará la demanda mundial por alimentos.
Estos retos grandes, exacerbados por el cambio climático, requieren de acciones urgentes de adaptación para no solamente sostener, sino aumentar la producción bajo condiciones cambiantes. La agricultura es el mecanismo biológico que nos permite, a través de plantas y animales domesticados, transformar los recursos naturales -suelo, agua y biodiversidad- en alimentos nutritivos en cantidades suficientes para sostener las crecientes poblaciones de seres humanos alrededor del mundo.
Como siempre ha sido el caso con la producción agrícola, las variaciones imprevistas normales del clima puedan provocar reducciones importantes en los rendimientos, inclusive hasta el fracaso total de las cosechas. Aunque los algoritmos que se usan para pronosticar los futuros escenarios climáticos son imprecisos y constantemente están en revisión, estos modelos nos dan una buena idea de la naturaleza y la magnitud de los cambios que podemos anticipar, que se caracterizan por un aumento en la frecuencia e intensidad de eventos meteorológicos extremos (tormentas, oleadas de calor, sequías, heladas, inundaciones), cambios en los patrones históricos de precipitación y temperatura, aumento en el nivel del mar, y todo esto con efectos secundarios como cambios importantes en la incidencia, distribución e intensidad de plagas y enfermedades que atacan a los cultivos y animales domésticos.
Muchos de estos fenómenos que impactan a la producción agrícola ya están manifestándose en diferentes países y contextos alrededor del mundo.
Estos efectos del cambio climático atentan directamente contra la seguridad alimentaria mundial, resaltando la urgente necesidad de evaluar la vulnerabilidad de los sistemas productivos actuales y tomar las acciones apropiadas para adaptarlos a sistemas sostenibles y manejar el riesgo.
Dependiendo de la vulnerabilidad existente, el espectro de acciones de adaptación varía desde reemplazar una variedad con otra que esté mejor adaptada, o transformar el sistema actual para que sea más resiliente y sostenible, o hasta adoptar otro sistema diferente de producción que sea ambientalmente sostenible y económicamente viable bajo las nuevas condiciones.
Fortalecer el desarrollo de capacidades técnicas y la gestión del conocimiento, integrar la adaptación y la mitigación del cambio climático dentro de estrategias y políticas sectoriales -incluyendo al agro- y abordar el tema de adaptación de forma transversal con el sector privado, son parte de las intervenciones que se requieren para evitar las terribles consecuencias de no actuar oportunamente para enfrentar esta gran amenaza a la seguridad alimentaria mundial.
Fuente: http://mundoagropecuario.com/el-impacto-del-cambio-climatico-en-la-alimentacion-mundial/