A menudo los alimentos para animales se contaminan con bacterias patógenas, micotoxinas, dioxinas o metales a través de la cadena de producción de alimentos. En conjunto estos contaminantes provocan graves problemas de salud, afectando el rendimiento general de los animales.
Presentación de Lakshmikantha H. Channaiah, Universidad Estatal de Kansas, EUA, durante el V Congreso CLANA %u2013 Colegio Latinoamericano de Nutrición Animal %u2013 llevado a cabo en Puerto Vallarta, México en octubre de 2012.
La contaminación del alimento para animales es un grave problema que afecta a los granjeros, a la industria ganadera, a los fabricantes de alimento y los procesadores de alimento.
En la mayoría de los casos la principal fuente de contaminación microbiana y de toxinas de los alimentos son las materias primas. La prevención de los contaminantes que entran en la producción de alimentos es una mejor práctica que intentar tratar los alimentos contaminados.
La implementación efectiva de las Buenas Prácticas Agrícolas (GAP) y HACCP en el proceso de producción de alimentos para animales es importante para reducir estos contaminantes en la cadena de producción. La desinfección, supervisión, muestreo y análisis de las materias primas son muy importantes para evitar el ingreso de patógenos y toxinas en la cadena de alimentación animal. Existen numerosos informes sobre alimentos para animales contaminados con posibles bacterias patógenas de origen alimentario, tal como la Salmonella spp., Enterococcus spp., Campylobacter spp., Listeria spp. y Escherichia coli, entre ellas la E. coli O157:H7.
Además, a menudo los alimentos para animales están contaminados con micotoxinas tales como las aflatoxinas, fumonisinas, vomitoxinas, etcétera, las cuales son capaces de provocar enfermedades y trastornos en los animales afectando a la industria ganadera. Aunque es difícil la trazabilidad de la contaminación de los alimentos terminados a su fuente inicial, la fuente de los brotes de enfermedades transmitidas por alimentos se vincula al consumo de alimentos contaminados.
La actividad y los derivados (material fecal) de plagas de insectos, aves y roedores en productos almacenados en el medio ambiente de alimentación también pueden incrementar la posibilidad de contaminación bacteriana patógena.
Contaminación con bacterias patógenas
‘La salmonela es uno de los mayores peligros microbianos en la cadena de producción de alimento’
La contaminación de los alimentos con bacterias patógenas requiere de especial atención ya que éstas pueden tener un impacto significativo en los animales destinados al consumo. El uso de derivados animales (productos reciclados de animales y desperdicios de animales) tales como la harina cárnica, la harina de hueso, harina de sangre, harina de plumas, médula ósea y gallinaza seca en los alimento para animales son fuentes probables de patógenos como son Salmonella spp., E. coli, E. coli O157:H7, Listeria spp., Campylobacter spp. y patógenos oportunistas que pertenecen a la familia de los enterococos.
La salmonela es uno de los mayores peligros microbianos en la cadena de producción de alimento, la cual es capaz de subsistir durante largos periodos en los productos alimenticios. Desde el día en que Edwards et al. detectaron salmonela intestinal en el alimento de aves de corral en 1948, muchos investigadores han detectado especies de salmonela en ingredientes y productos de alimentos terminados.
La contaminación con E. coli, incluyendo E. coli O157:H7, es otro de los principales contaminantes bacterianos patógenos en productos para la alimentación animal. Existe preocupación con respecto a la transferencia de estos patógenos de los animales de consumo a los seres humanos a través de la cadena alimenticia.
Contaminación con micotoxinas
Las micotoxinas son compuestos venenosos que producen ciertas especies de hongos (moho) que se encuentran en granos y productos contaminados para la alimentación animal. Existen numerosas micotoxinas pero son pocas las que se consideran muy tóxicas y que pueden tener graves consecuencias para la salud del ganado.
La presencia de micotoxinas tales como las aflatoxinas, fumonisinas, tricotecenos (incluyendo el deoxinivalenol o la vomitoxina), ocratoxina A y zearalenona en los alimentos para animales en niveles superiores a los límites de tolerancia puede afectar gravemente a la economía del país.
Los alimentos para animales se producen en pequeñas cantidades a nivel de granja y comercialmente en grandes cantidades en fábricas de alimentos. Las materias primas son la principal fuente de micotoxinas en los productos alimenticios. En general, el uso de materias primas de granos de bajo costo y bajo grado es el motivo de los productos contaminados para alimentación animal. El envenenamiento por micotoxinas en animales se denomina micotoxicosis. Muchos investigadores han analizado los efectos nocivos de las micotoxinas en el ganado.
Los altos niveles de aflatoxinas (producidas por Aspergillus flavus y A. parasiticus) en el alimento para animales puede provocar hepatitis aguda, enfermedad hemorrágica, peso reducido y puede causar la muerte de aves de corral, cerdos, ganado y perros.
Los tricotecenos (producidos por Fusarium graminearum, F. culmorum y F. sporotrichioides) en alimentos para animales pueden causar gastroenteritis, hemorragias y una disminución en el aumento de peso en cerdos, aves de corral y ganado.
La ocratoxina A (producida por Penicillium verrucosum) en alimentos para animales puede causar nefritis y un menor aumento de peso en cerdos, aves de corral y perros.
La presencia de zearalenona (producida por F. graminearum y F. culmorum) puede causar hinchazón de la vulva, vulvovaginitis, aumento de tamaño de las glándulas mamarias y trastornos de fertilidad en cerdos y ovejas.
La presencia de las fumonisinas puede causar matidez, hiperexcitación, dificultad respiratoria, edema pulmonar y daño hepático en cerdos y caballos. La presencia de micotoxinas en la cadena de suministro de alimentos representa una amenaza para los consumidores ya que las micotoxinas pueden acumularse en la carne y la leche. Además, la presencia de varias micotoxinas en los productos de alimentación puede provocar un efecto acumulativo en términos de toxicidad en el ganado.
La capacidad de algunas micotoxinas de comprometer la respuesta inmune y, en consecuencia, reducir la resistencia a otras enfermedades infecciosas, se considera como el efecto más importante de las micotoxinas.
Desafortunadamente, a menudo los síntomas de la micotoxicosis son difíciles de reconocer y el diagnóstico puede ser complicado y difícil.
Prevención de las micotoxinas
La prevención efectiva de las micotoxinas en los productos para la alimentación animal requiere de un enfoque integral. La estrategia para la prevención de micotoxinas debe empezar en el campo. Los granjeros necesitan evitar factores que provoquen estrés en los cultivos tales como los daños por insectos, daños por aves, estrés por sequía, estrés de nutrientes, cosecha tardía, y deben evitar el daño a los granos durante la cosecha, transporte, secado y almacenamiento.
Además, la limpieza adecuada de los granos cosechados es imprescindible para reducir el contenido de micotoxinas ya que la concentración es mayor en granos quebrados, granos dañados, granos dañados por el calor, granos agrietados por el estrés y materiales extraños.
La aplicación eficaz de estrategias para el control de plagas para evitar insectos y roedores en los productos almacenados es importante para evitar las infecciones por moho (contaminación cruzada) durante el almacenamiento de los granos. Con el fin de detener el crecimiento de moho y la síntesis de micotoxinas, los granos deben secarse por debajo de 0.7 aw (por debajo del 15% en general). Sin embargo, no se eliminarán las micotoxinas que ya están sintetizadas. Mantener una temperatura uniforme en toda la masa de granos es muy importante para reducir el riesgo de deterioro debido a hongos. Esto se puede lograr mediante el paso de grandes volúmenes de aire ambiente a través de la masa de granos.
El saneamiento, cribado, aireación y control de los granos almacenados es muy importante durante el almacenamiento de los granos. La nueva tecnología desarrollada para la detección de CO2 (Maier et al. 2010) es una de las tecnologías más prometedoras para la detección temprana del deterioro de los granos debido a la presencia de hongos e insectos de almacenamiento. Se puede usar en forma eficaz en los espacios vacíos de un depósito de almacenamiento de granos.
La adición de aditivos tales como los aglutinantes a los productos contaminados para la alimentación animal se considera una de las mejores opciones para reducir la toxicidad de las micotoxinas. Loa aglutinantes se fijan a las micotoxinas específicas y se excretan generalmente fuera del cuerpo del animal, evitando así que sean absorbidas por el ganado.
Algunos de los absorbentes potenciales incluyen: arcilla; silicatos de aluminio, sodio y calcio hidratados (HSCAS); bentonita, zeolita; montmorillonita, filosilicatos, carbón activado, celulosa, polisacáridos (componentes de la pared celular de la levadura), tierra de diatomeas y polímeros sintéticos como la polivinilpirrolidona.
Sin embargo, el uso de aditivos en los alimentos (productos aglutinantes) no está aprobado por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de EUA) a fin de prevenir los efectos adversos de las micotoxinas. Además del patógeno bacteriano y las micotoxinas, los productos para la alimentación animal pueden estar contaminados con priones, dioxinas tales como PCDD, PCDF y metales.
Soluciones
‘El uso de aditivos tales como los aglutinantes se considera una de las mejores opciones para reducir la toxicidad de las micotoxinas’
La industria de alimentos para animales ha cambiado notablemente en los últimos 50-100 años y estos acontecimientos han dado lugar a cambios importantes en las formulaciones de los alimentos para alimentar a la creciente población del mundo.
El alimento para animales al principio de la cadena alimenticia juega un papel importante para garantizar la seguridad y calidad de los alimentos, en el modelo ‘de la granja a la mesa’. Los datos de muchos investigadores indican claramente que la cantidad de ingredientes juega un papel importante en la calidad de los productos terminados para la alimentación. La contaminación microbiana y de toxinas de los alimentos para animales es un problema grave que afecta a los granjeros y procesadores de alimentos.
Aunque en la actualidad se están realizando esfuerzos para encontrar técnicas de tratamiento confiables, rentables y seguras para controlar el ingreso de patógenos y toxinas en la cadena alimenticia, aún quedan muchos desafíos. La recolección de muestras representativas de un lote de granos o alimento es un desafío ya que los patógenos y micotoxinas no se distribuyen de manera uniforme en un lote determinado.
El muestreo de granos y alimento, y la preparación de las muestras se consideran críticas para obtener resultados precisos. El exterminio de la contaminación microbiana se puede lograr con granulación (tratamiento térmico) o mediante el tratamiento con productos químicos (ácidos orgánicos, formaldehídos, etc).
La prevención es la forma más eficaz de manejar a los agentes patógenos y micotoxinas en la cadena alimenticia. La implementación efectiva de las Buenas Prácticas Agrícolas (GAP) y HACCP en el proceso de producción de alimentos para animales es importante para reducir los agentes patógenos y micotoxinas que ingresan en la cadena de suministro de alimentos.
Además, la inspección periódica, el muestreo y el análisis de las materias primas y productos terminados para la alimentación animal son indispensables para evitar el peligro del ingreso de contaminantes en la cadena alimenticia.
Febrero 2013
Fuente: El Sitio Avícola