La cadena alimentaria ya aplica la Inteligencia Artificial en prácticamente todos los eslabones

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La cadena alimentaria ya aplica la Inteligencia Artificial en prácticamente todos los eslabones

para hacer más eficientes los procesos y “acertar” con el consumidor; la irrupción de los chats inteligentes al alcance de todos pone el foco en las amenazas: el origen y la privacidad de los datos. Precisamente esta semana, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha iniciado de oficio actuaciones previas de investigación a la empresa estadounidense OpenAI, propietaria del servicio de inteligencia artificial generativa ChatGPT, por un posible incumplimiento de normativa española y europea.

Es creciente la preocupación porque esta herramienta de inteligencia conversacional, que permite al usuario general “establecer” una comunicación con una máquina que aprende, se corrige y responde a las preguntas del ser humano gracias a los datos que acumula, pueda vulnerar la privacidad y la protección de estos datos de los usuarios. Coincide con el análisis de las debilidades que hacen desde la organización de industrias y distribuidores Aecoc, cuyo gerente de innovación, Albert Anglarill, señala que es un paso adelante pues nos movíamos en un entorno de chatbots como “Alexa” y ahora, la inteligencia artificial conversacional abre “un potencial increíble”.

“La automatización de la relación e interacción con el cliente”, donde ya existían chatbots virtuales, dan un paso más con estas aplicaciones que pueden ayudar en aspectos como mejorar la atención al cliente, la recomendación de productos, gestionar las promociones o la planificación de las compras. Sin embargo, al trabajar con datos de “origen diverso”, puede ocasionar “graves problemas” o incluso facilitar la difusión de “fake news” si estos datos son incorrectos. Zona de envasado de una factoría láctea en Lugo (Galicia). Efeagro/Eliseo TrigoZona de envasado de una factoría láctea en Lugo (Galicia). Efeagro Archivo/ Eliseo Trigo

Las dudas sobre las posibles vulneraciones de la protección de datos puede, a su juicio, hacer que las empresas del sector se piensen hacer las inversiones oportunas para incorporar estos chats a sus procesos por si se “comprometen” informaciones relevantes de las compañías.

Antes del consumidor. El profesor del Máster en Gestión Ambiental de las Organizaciones especializado en el sector alimentario y profesor en el Programa de Doctorado en Ciencias de la Computación de UNIR, José Ignacio López Sánchez, señala que a día de hoy “los ordenadores hacen cosas concretas y lo hacen muy bien”.

Explica su capacidad para mejorar los cultivos o separar los productos en una cinta transportadoras, si bien la inteligencia artificial conversacional “va a ser un cambio disruptivo” que está por ver, pues “aún está muy verde”. Coincide con el Jefe de Desarrollo Estratégico de Negocio y Alianzas del centro tecnológico Ainia, David Martínez Simarro, quien subraya además la potencialidad de la IA en materia de prevención de la seguridad alimentaria.

“Si tu puedes analizar de manera automática informes de autoridades de control y de otras fuentes, eres capaz de tener una perspectiva de qué cosas están ocurriendo alrededor y te puedes anticipar”, apunta.

Ahorro de hasta un 30 % en los súper. Antes de este “boom” de la inteligencia conversacional, ya se habían desarrollado aplicaciones que gracias a los datos ayudan a que el campo, la industria, la distribución y la restauración sean más eficientes.

Es el caso de Datarmony, que ha desarrollado algoritmos que con el análisis del patrón de consumo de los clientes y otros datos permite hacer más efectivas las compras y evitan así el desperdicio y, por ende, los gastos asociados al mismo. Su CEO, Enric Quintero, detalla a Efeagro que ya lo han probado en una cadena de supermercados en Noruega con muy buen resultado: la reducción del 30 % del desperdicio.

Ahora, en España, lo están intentado implementar en los bufés por ejemplo de los hoteles; para ello, han desarrollado un simulador que permite al empresario conocer cuál puede ser su ahorro anual si aplican las técnicas que les aconseja el algoritmo.

Según sus cálculos, en un par de meses se puede tener el proyecto piloto y el ahorro se puede mover en la horquilla de entre uno y cinco millones de euros. Una vez demostrado que hay posibilidades y oportunidades en este nuevo campo de la IA, el cómo hacer frente a sus amenazas y debilidades es el siguiente escollo. El debate está servido. https://www.agromeat.com/353568/el-origen-y-la-privacidad-de-los-datos-las-trabas-de-la-ia-en-alimentacion