Aumentar la vida útil de los alimentos depende directamente de que seamos capaces de protegerlos debidamente de los principales responsables de su deterioro. La luz, el oxígeno, la humedad y la temperatura son los principales responsables de este deterioro y, por tanto, los elementos cuyo efecto queremos frenar.
La fecha de consumo preferente indica el espacio de tiempo durante el cual un alimento mantiene intactas sus características de calidad. En otras palabras, el periodo en el que nutrientes y cualidades organolépticas aún están intactas. Por su lado, la fecha de caducidad indica el tiempo que el alimento continúa siendo seguro y apto para el consumo.
La oxidación de las grasas, reacciones enzimáticas, la destrucción de las vitaminas, los cambios de coloración de los alimentos y el crecimiento microbiano son algunas de las consecuencias de la acción de la luz, la humedad y el oxígeno sobre los alimentos.
Sin embargo, utilizando correctamente los materiales barrera podemos evitar estos efectos por más tiempo. Por ejemplo, para productos muy sensibles a la actuación del oxígeno, como pueden ser los platos preparados, la conservación en frío y los envases barrera en atmósfera protectora o modificada pueden prolongar su vida útil en varias semanas.