Perfil de alimentación del bagre

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En México existen en forma natural 3 familias de bagre, siendo la familia Ictaluridae la de mayor importancia comercial.

Antecedentes y desarrollo del cultivo.

La conforman varias especies de interes en el país por su excelente calidad, como Ictalurus meridionalis de las aguas del sureste e Istlarius balsanus del río Balsas, de los cuales sólo se explotan las poblaciones silvestres (Rosas, 1981).

El bagre de canal, I. punctatus (Rafinesque), es nativo de la cuenca del Río Grande que comparten los Estados Unidos de Norte América y México (Grover y Phelps, 1985), habitando en aguas de presas, lagos y ríos cauda losos con fondo de grava o arena. Sin embargo, a pesar de existir en el país, la línea con que se trabaja en los cultivos se introdujo por primera vez a México en 1943 procedente de los Estados Unidos de América del Norte (Alvarez, et al 1961; Rosas, 1981).

En el país los antecedentes del cultivo se remontan a las experiencias de las granjas de Rosario en Sinaloa, Tancol y Miguel Alemán en Tamaulipas desde la década de los setentas.

Durante los últimos 5 años la producción de carne de esta especie ha experimentado un crecimiento anual sostenido de 26.6% en promedio, pasando de 1317 ton. en 1983 a 4051 ton. en 1987 (Secretaría de Pesca, Dirección General de Informática y Estadística, 1988). El comportamiento registrado en la producción de crías ha sido muy favorable, registrándose un ritmo de crecimiento anual del 90% en promedio, haciendo posible pasar de l 585,000 crías en 1983 a 13’252,000 en 1987 (Secretaría de Pesca, Dirección General de Acuacultura, 1988).

El Gobierno Mexicano, a través de la Secretaría de Pesca ha creado varios centros acuícolas para el cultivo del bagre, contando actualmente con 9, por otro lado, se tienen registrados 476 unidades de producción tanto del sector social como del privado (fig. 16), que trabajan en la producción de estos organismos. El sistema de cultivo utilizado es el intensivo, habiéndose adaptado el modelo tecnológico desarrollado en los EE.UU., con las adaptaciones pertinentes a las condiciones que prevalecen en el país (Salinas, 1974).

6.2 Perfil de los centros y unidades de producción.

El número de centros acuícolas y unidades de producción encuestados para esta especie fué un total de 8, siendo 3 del sector público y 5 del privado, cubriendo 3 entidades federativas (fig. 16), de las cuales destaca el Estado de Tamaulipas, por disponer de la mayor parte de la infraestructura nacional para el cultivo de esta especie, teniendo pocos años de haberse iniciado en esta actividad.

Infraestructura y agua.

Para el cultivo en la fase de alevinaje se utilizan canaletas de concreto con dimensiones unitarias de 0.18 a 1.4 m3; para crianza, estanques rústicos con áreas individuales de 1,000 a 10,000 m2; para engorda, canales de corriente rápida con una capacidad de 300 m3 cada uno, estanques rústicos con superficies unitarias de 10,000 m2 y jaulas flotantes de 20 m3 cada una; y para reproductores, estanques rústicos de 5,000 a 10,000 m2. El número de éstos difiere para cada centro o unidad de producción acuícola (anexo 5, tabla 5.2).

En el 92% de los casos en los que se desarrolla el cultivo en estanquería rústica, se registra un gasto de agua igual al necesario para mantener los niveles requeridos; en los canales de corriente rápida se manejan 0.28 recambios de agua/hora; además de que en algunos casos se cuentan con aereación durante las 24 horas del día.

Las temperaturas reportadas se encuentran en un rango de 26 a 31°C, con una concentración de oxígeno disuelto que va de 5 a 8.5 mg/lt (anexo 5, tabla 5.3).

Patrón de alimentación.

Los alimentos balanceados empleados son los elaborados por Albamex y Purina, observándose una mayor frecuencia de éste último en los diferentes sectores.

El empleo del alimento en el caso de la crianza, no es en su presentación original: en general se tritura y tamiza para obtener el tamaño de partícula adecuado, por ser muy grande el de las presentaciones comerciales (fig. 17). El alimento se proporciona a una tasa de alimentación para la cría, del 3 al 20% diario, suministrándolo con una frecuencia de 1 a 6 veces/día; en engorda la tasa es del 2 al 5%, proporcionándolo en 1 o 2 raciones/día; y en reproductor se maneja una tasa de alimentación del 1 al 3%, en raciones de 1 a 2/día (anexo 5, tabla 5.5). El tiempo que se requiere para el suministro y preparación de los alimentos en los centros y unidades de producción es variable dedicando de 0.5 hasta 10.0 horas/hombre/día, estando esto en relación al tipo de alimento, instalaciones y fase de cultivo.

El factor de conversión alimenticia que en general no se tiene evaluado para las fases de crianza y reproductor, es de 1.6 a 3.0 para la de engorda (fig. 18).

El contenido nutricional de los alimentos varia según la marca seleccionada, observándose por ejemplo para cría, niveles de proteína de 30 a 36%, además de que en el caso de una empresa ésta elabora un producto destinado a tres especies indistintamente (Albamex, carpa/tilapia/bagre; anexo 5, tabla 5.4). El costo que tienen los alimentos en la planta productora varía de 380 mil pesos/ton. ($192.48 U.S. dlls/ton) a 600 mil pesos/ ton. ($303.92 U.S. dlls/ton) para una misma fase de cultivo (anexo 5, tabla 5.4).

Fertilizantes y estrategia de aplicación.

El 75% de los encuestados emplea fertilizantes en estanquería rústica, usando tanto los orgánicos (estiércol), como los inorgánicos (superfosfato simple, superfosfato triple, fosfato diamonio y sulfato de amonio), ó una mezcla de ambos; las dosis administradas varían de 0.15 a 2.0 ton/ha en el caso del primero, y de 0.02 a 0.2 ton/ha en el segundo caso; el uso de éstos es en seco y disuelto en agua, respectivamente.

La frecuencia de uso de los fertilizantes no tiene un patrón definido, en ocasiones se administran en dosis únicas al inicio del cultivo y en otras se hacen semanal, mensual o semestralmente; en general se suministran manualmente, registrando un sólo caso que utiliza abono orgánico en costales, colocados en la superficie del estanque en una estructura flotante. El 37.5% refiere problemas derivados del uso de estos elementos, reportando el florecimiento de algas como el más frecuente (anexo 5, tabla 5.6).

Problemática del patrón de alimentación.

Los tres sectores refieren problemas muy semejantes derivados de los patrones de alimentación, éstos son en orden de importancia: vida útil corta del alimento, costo elevado del mismo, tamaño de partícula inadecuado, calidad deficiente del alimento y enfermedades nutricionales. Se carece de un sistema de control del alimento que garantice la calidad y buen estado de éste, repercutiendo en la rentabilidad y salud del cultivo, con respecto a esto último se observa la presencia de enfermedades tales como: hígado y vísceras grasas, escoliosis, lordosis, pérdida de apetito, enflaquecimiento y exoftalmia entre otras (fig. 19).

Bases de cultivo.

Las densidades empleadas son: en alevinaje de 55,500 a 71,430 orgs/m2, en crianza de 20 a 95 orgs/m2, en engorda de 0.7 a 500 orgs/m2 y en reproductores de 0.5 a l org/m2, dependiendo del tipo de instalaciones, del criterio del acuacultor y de los objetivos que se persigue.

Las tasas de crecimiento son diversas, registrando en los diferentes casos, valores en la fase de crianza del 2.1 al 7.4%, en engorda del 1.3 al 1.7% y en reproductor del 0.11 al 1.56%. La sobrevivencia que se presenta durante el periódo de cultivo en general es superior al 70%, sobresaliendo valores máximos de hasta el 98% (fig. 20, anexo 5, tabla 5.7).

Discusión y recomendaciones.

Es importante señalar la necesidad del establecimiento de programas urgentes de investigación que se refieran a la factibilidad del cultivo de especies nativas, derivándose de esto una alternativa que enriquezca el cultivo bagrícola en el país.

La metodología del cultivo no tiene un patrón definido, el manejo para cada caso en particular, difiere y está en relación a las condiciones y características de cada una de las granjas, así como el criterio del acuacultor, que en la mayoría de los casos desconoce en forma precisa: la capacidad de producción de sus instalaciones en relación a la calidad y cantidad del agua; los parámetros básicos del cultivo (densidad óptima, peso inicial de siembra adecuado, etc); las características y eficiencia del alimento, el costo de producción, etc. Al respecto se recomienda la implementación de registros permanentes sobre las actividades cotidianas en los centros de trabajo, así como también el desarrollo de investigación práctica paralela a las actividades de producción.

Por otro lado, si bien los fertilizantes constituyen un papel importante en la alimentación de los organismos, también es cierto que a nivel de los cultivos intensivos las deficiencias del alimento utilizado perjudican de manera importante a los organismos sujetos a éstos. Lo que se deriva de la falta de un control de calidad estricto que debería ser regulado por las autoridades competentes, pero también corresponde a los acuacultores dar las indicaciones pertinentes para que los alimentos sean los que se requieren.

La capacitación representa un aspecto fundamental, necesaria tanto a nivel de técnicos del ramo como a nivel de productores de los sectores social y privado; mediante ésta será factible el establecimiento de programas de cultivo óptimos que contemplen los puntos señalados anteriormente.

Fuente: http://www.fao.org/docrep/field/003/ab460s/AB460S06.htm