Las grandes superficies se valen del rechazo a los productos químicos y de los supuestos peligros de algunos ingredientes para colarnos alimentos cuya calidad o propiedades nutricionales no difieren en gran medida de los habituales.
El miedo vende y la industria alimentaria lo sabe. Por esta razón, cada vez que acudimos a hacer la compra nos encontramos con marcas que recurren a mensajes quimiofóbicos para captar nuestra atención. Hagan la prueba. Vayan al supermercado más cercano y cuenten cuántos productos se anuncian con mensajes como ‘sin conservantes’, ‘sin colorantes’, ‘100% natural’, ‘ecológico’ o ‘sin productos químicos’. El objetivo que se persigue está claro: deslizar la idea de que determinados ingredientes o procesos químicos que se utilizan son malos per se. Sin ningún tipo de matiz.
Así, en los estantes podemos encontrar desde los clásicos huevos camperos o ecológicos hasta el último producto en irrumpir a bombo y platillo en nuestras vidas: el pollo campero sin antibióticos. Una conocida multinacional de supermercados anunció el pasado mes de febrero el lanzamiento de este producto ‘criado sin tratamiento antibiótico y con los mejores estándares de bienestar’. El anuncio llegaba dos semanas después de la polémica desatada por Stranger pigs, el programa en el que Jordi Évole y su equipo denunciaban el supuesto uso indiscriminado de antibióticos en una granja de cerdos de Murcia vinculada a El Pozo y en el que uno de los entrevistados llegó a asegurar que tomábamos ‘bistecs de antibióticos’.
Pero, ¿para qué se utilizan los antibióticos en la industria ganadera? ¿La carne que consumimos tiene antibióticos? ¿Existe un problema real con los antibióticos veterinarios? Empecemos por el final. Efectivamente, existe un grave problema con el uso de antimicrobianos en el ganado. Según un informe publicado el pasado mes de octubre por la Agencia Europea del Medicamento (EMA), España es el país de Europa en el que más se utilizan. Sólo en 2015 se vendieron 3.029 toneladas que fueron utilizadas en la cría de pollos, vacas, cerdos, ovejas y demás animales destinados a la producción alimentaria.
Fuente: El Español