El viento, las mareas o la luz solar se consideran recursos naturales permanentes que, por definición, son aquellos que no se agotan ni agotarían por mucho que el ser humano los explotase en mayor o menor medida.
Aunque haya variaciones locales, y siempre teniendo en cuenta que se les considera eternos en función de nuestra escala del tiempo, puede afirmarse que los recursos naturales inagotables siguen estando ahí sin importar el uso ni el paso del tiempo, básicamente.
A diferencia de los recursos naturales no renovables, como los metales, minerales, el petróleo o el gas natural, estos son inagotables, lo que significa que no se acaban ni, por lo tanto, tampoco requieren de una utilización cuidadosa que evite su desmesurada explotación.
Energía solar y mareomotriz
La recogida natural de energía solar, por ejemplo, se produce en la atmósfera y en los mares y, del mismo modo, la interacción entre la energía solar, los océanos y la atmósfera produce vientos, cuya fuerza se utiliza desde hace siglos para mover los molinos o, actualmente, también para activar los modernos sistemas de energía eólica.
Las olas o las mareas son fuentes inagotables de energía. En concreto, la llamada energía mareomotriz tiene que ver con el movimiento generado por las mareas, cuya energía mueve turbinas que, a su vez, activan un alternador que genera energía eléctrica limpia y renovable.
Otra energía que procede de un recurso prácticamente inagotable es la geotérmica. Como indica su nombre, este tipo de energía proporciona calor proveniente del interior de la corteza terrestre, transmitido hacia la superficie aprovechando la dinámica de diversos fenómenos, como el movimiento de las placas, la intrusión de magma o la misma circulación de las aguas subterráneas. Además de ser una energía limpia, barata y segura, una de sus principales bazas es, precisamente, resultar inagotable a escala humana.
Fuente: http://energiasrenovadas.com/recursos-naturales-inagotables/