Reflexiones sobre alimentación humana

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Algunas cosas son fundamentales e invariables. En tanto seres humanos, comemos, dormimos, vivimos y morimos. Independientemente de nuestro origen, color o estatus, tenemos eso en común.

Pese a que el mundo produce más comida de la que podemos comer, el hambre y la desnutrición constituyen el principal riesgo de salud a nivel mundial. Cada año mueren más personas de hambre que de SIDA, Malaria y Tuberculosis juntas. Mientras 870 millones de personas en el mundo no tienen suficiente para comer, 2.8 millones de adultos mueren cada año como consecuencia del sobrepeso o la obesidad.

Habiendo en el mundo suficientes alimentos para alimentarnos a todos, ¿cuál es entonces el problema? La respuesta corta sería: el ACCESO. Es la falta de acceso no sólo a los alimentos, sino en general a una dieta nutritiva, en particular a nivel local y con independencia de las variaciones estacionales. Es la falta de acceso de los consumidores a la educación o a la información respecto de lo que constituye una dieta nutritiva y la falta de acceso de quienes formulan políticas públicas a datos e información que permitan analizar el impacto de diferentes estrategias para abordar el problema del hambre y la desnutrición. La respuesta larga sería que el hambre y la desnutrición constituyen un problema multifactorial que requiere una respuesta multidimensional basada en una agenda de desarrollo más amplia de lo que se pensaba antes. La complejidad de esta problemática se ve crecientemente reflejada en los esfuerzos internacionales ahora dirigidos al doble objetivo de abordar el hambre y la desnutrición por un lado, y el rápido aumento de los factores de riesgo de enfermedades no transmisibles, como la obesidad y el sobrepeso, por otro.

Podría decirse que estamos asistiendo a un %u201Cdespertar%u201D entre una gran diversidad de profesionales y sectores, respecto de la necesidad de trabajar conjunta y horizontalmente para enfrentar, de manera sustentable, el reto de la des- y la sobre-nutrición. El debate entre diferentes sectores del desarrollo apunta cada vez más a la interconectividad de estas diferentes agendas de desarrollo. El desafío del hambre y la malnutrición no puede resolverse enfocándose sólo en la producción agrícola %u2013también deben involucrarse esfuerzos en salud, educación y aspectos vinculados al género. Debemos revisar qué alimentos son producidos, de qué manera y para quién, así como las implicancias de sus procesos de producción sobre el medioambiente. No podemos ignorar los problemas de desnutrición en las áreas urbanas, ni la influencia determinante del suministro de alimentos en las ciudades sobre las políticas alimentarias y agrícolas. Y ni qué decir de la gobernanza. Afortunadamente, la comunidad internacional ha recorrido un largo camino para unir sus fuerzas y desarrollar estrategias innovadoras tales como: REACH Partnership (Esfuerzos Renovados contra el Hambre y la Desnutrición Infantil), Scaling Up Nutrition (SUN) Movement (Movimiento para el fomento de la nutrición), y Alliance Against Hunger and Malnutrition %u2013 AAHM (Alianza contra el Hambre y la Malnutrición).

Nos guste o no, tenemos que abandonar el enfoque compartimentalizado y empezar a elaborar estrategias holísticas para abordar el desafío del hambre y la malnutrición de manera sustentable. La resolución adoptada en fecha reciente por la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre sus actividades operativas para el desarrollo (Quadrennial Comprehensive Policy Review (QCPR) le otorga, sin lugar a dudas, nuevos ímpetus al enfoque de %u201CUnidos en la acción%u201D (Delivering as one) y a otras iniciativas destinadas a fortalecer la coherencia interna, la eficiencia y efectividad del trabajo de Naciones Unidas en la promoción del desarrollo.

Otro factor que podría desencadenar un cambio de mentalidades en estos temas es la agenda de desarrollo post-2015. Contrarias a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, con un fuerte foco en la reducción de la pobreza y concebidos como una agenda de desarrollo formulada por el Norte Global para el Sur Global, las consultas que actualmente se desarrollan a nivel nacional, regional y global para definir una agenda post-2015 (www.worldwewant2015.org) propician una verdadera agenda global y adoptan un foco más amplio. Una lección clave es que los ODMs al ser formulados por separado, como metas sectoriales, han promovido indirectamente una aproximación compartimentalizada al desarrollo, y en consecuencia han fallado a la hora de dar cuenta de las interdependencias entre los objetivos. El proceso de formulación de la agenda post-2015 es por lo tanto una oportunidad única para que la comunidad internacional desarrolle una nueva aproximación que pueda dar cuenta de las interconexiones entre las diferentes esferas del desarrollo y formular, en consecuencia, políticas públicas más efectivas.

Si bien la agenda post-2015 promete mucho, la acción conjunta no puede esperar mientras 1 niño muere de hambre cada 6 segundos y la obesidad mortal sigue aumentando en el mundo. Nuestra condición de seres humanos es invariable pero la duración y calidad de nuestras vidas individuales no. Algunos de nosotros viviremos sanos. Muchos sin embargo vivirán vidas más cortas y pasarán hambre, y algunos serán obesos y experimentarán una calidad de vida reducida, simplemente por las condiciones en las que nacieron, fueron alimentados y criados. Puede parecer muy complicado, y de hecho lo es. Pero al mismo tiempo, es también muy simple. Todo está conectado.

Fuente: http://www.revistahumanum.org/blog/reflexiones-sobre-la-alimentacion-alimento-para-la-reflexion/