Salubridad de los alimentos orgánicos

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En los últimos años la producción de los alimentos orgánicos ha crecido con mucha rapidez.  En 2011, solamente en los Estado Unidos se estima que la venta alcanza más de $21,000 millón de dólares.  Aunque con el crecimiento de la venta, el precio ha bajado, en general el precio de los alimentos orgánicos es significativamente más alto que el de los alimentos convencionales.  La agricultura orgánica tiene gran beneficios ambientales, sociales y económicos.

Sin embargo, mucha gente prefiere pagar más dinero en alimentos orgánicos por creer que es mejor para su salud. Lamentablemente, la evidencia de la investigación científica es mixta. Un grupo de científicos de la Universidad de Stanford, revisó 237 estudios que comparan el alimento orgánico y convencional no se encontró ninguna relación significativa entre el alimento orgánico y la salud, aunque los estudios existentes son muy limitados. Además, como vemos con el Cromo Hexavalente, es muy difícil determinar con exactitud el impacto a la salud de químicos, entre otras cosas. 

 Un estudio más reciente encontró evidencia de que los alimentos orgánicos podrían ser más saludables. El estudio se llevó a cabo con moscas en la frutaque fueron alimentados con frutas orgánicas y frutas convencionales. El resultado fue que las moscas que comieron la fruta orgánica vivieron más tiempo y tenían más fertilidad. Es imposible conectar directamente la salud de la mosca con la del ser humano, pero este estudio sugiere que la fruta orgánica es más saludable, tal vez porque contiene micronutrientes.

Cabe mencionar que este importante estudio fue llevado a cabo por una joven de 14 años, Ria Chhabra. La idea surgió por un proyecto escolar, y luego durante las vacaciones de verano ella trabajaba en un laboratorio universitario, donde con el consejo de algunos profesores diseñó e hizo su investigación. El caso de esta joven no es el único, Thomas Herndon, un estudiante de post-grado de economía, descubrió un error fatal en uno de los estudios más influyentes de economía de la último década. Esto nos recuerda que uno no tiene que ser un científico con años de experiencia para contribuir de una manera importante. Y muchas veces, con sus perspectivas nuevas y entusiasmo los jóvenes científicos pueden contribuir aún más. 

Fuente: UNAM