La vigilancia y el control de las enfermedades de los animales destinados al consumo humano repercuten en beneficio de la salud de las personas. Los alimentos de origen animal tienen un papel determinante en una dieta equilibrada. Por eso, la producción de carne, leche o huevos debe fundamentarse en intentar reducir cualquier tipo de riesgo ya desde la explotación.
El término ‘de la granja a la mesa’ identifica esta necesidad y destaca estos primeros pasos de la producción como una parte de la cadena alimentaria esencial para la seguridad alimentaria. De hecho, para la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) es primordial ‘el apoyo a los sistemas de vigilancia de las enfermedades animales’. El artículo destaca la prevención como un factor determinante en el control de las zoonosis y la importancia de priorizar la sanidad animal.
Los microorganismos patógenos están presentes en animales y su entorno. Y las enfermedades animales pueden incidir también en la seguridad de los alimentos. Pero debe tenerse en cuenta que algunos microorganismos son patógenos para las personas pero que no causan enfermedad en los animales, como E. coli. De ahí que para la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la sanidad de los animales sea una de las partes de la cadena alimentaria más vulnerable, que precisa de mucha atención y ‘apoyo constante para prevenir el riesgo de enfermedades humanas’. La seguridad sanitaria mundial depende de factores como la salud, la seguridad y la agricultura. En un informe de la FAO publicado en 2013 se reconocía que el ‘70% de las nuevas enfermedades humanas infecciosas detectadas en las últimas décadas son de origen animal’. Por ello, es importante darle a la sanidad animal la atención necesaria para evitar que los riesgos detectados en este sector se extiendan al de la seguridad alimentaria.
La prevención es la clave
Una de las prioridades es que, a través de la armonización de métodos en todo el mundo, se reduzca el impacto y la propagación de las enfermedades. El objetivo es prevenir, detectar y responder a posibles brotes. Es lo que concluyeron el pasado mes de agosto más de 30 países en la reunión de la Cumbre Global de Salud, en Yakarta (Indonesia). Durante el encuentro, los expertos admitieron que debe actuarse con rotundidad para evitar que las enfermedades zoonóticas salten de los animales a las personas. Los recursos deben destinarse a comprender cómo ocurren y actúan, para así poder tomar las medidas adecuadas.
La armonización de métodos debe ayudar a prevenir, detectar y responder a posibles brotes de enfermedades
Para ello, los expertos confían en la iniciativa ‘Una Salud’ (One Health), un movimiento que incluye la participación de médicos, veterinarios y expertos en medio ambiente y salud. Esta estrategia mundial apoya una actuación interdisciplinaria en salud humana, animal y en el medio ambiente, ya que considera que las tres están directamente relacionadas entre ellas.
Las zoonosis de origen alimentario se pueden transmitir de forma directa o indirecta de animales a personas. En esta contaminación están implicados patógenos, bacterias, toxinas y parásitos, que se encuentran, en la mayoría de los casos, en el tracto intestinal de los animales. La prevención en la granja es fundamental, ya que si los animales no se manipulan de manera correcta, los riesgos pueden permanecer a lo largo de toda la cadena de producción, en especial durante el momento del sacrificio. Los microorganismos más comunes que suelen hallarse en los primeros eslabones de la producción animal son Campylobacter, Salmonella, Listeria o E. coli.
La sanidad animal como prioridad
Según datos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), en la Unión Europea cada año se confirman más de 320.000 casos humanos de enfermedades zoonóticas transmitidas por alimentos. La mayoría de las enfermedades pueden evitarse con medidas de prevención adecuadas. La colaboración entre expertos en salud veterinaria y humana es primordial para promover medidas de salud y de prevención para los animales y las personas y para reducir la incidencia de enfermedades zoonóticas. Si un animal sufre una enfermedad determinada, sus tejidos y, en particular su carne o leche, pueden ser fuente de infección para las personas si estos entran en la cadena alimentaria. Por ello es tan importante establecer medidas de prevención y control.
La presencia de bacterias o parásitos en los alimentos no implica necesariamente que se produzca infección en las personas. Que sea así o no dependerá de factores como la eficacia del proceso de cocinado en casa. Para la Organización Panamericana de la Salud (OPS), una de las prioridades para la sanidad animal es entender mejor esta parte de la seguridad alimentaria en términos de ‘epidemiología, mecanismo de transmisión a las personas, diagnosis, prevención y control’.
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de los mayores riesgos es la capacidad de ‘viajar’ que tienen las zoonosis, lo que supone que se generen problemas de carácter global. Por ello, se llevan a cabo medidas destinadas a detectar e identificar los peligros microbiológicos, aprobar pautas de actuación y promover la investigación, sobre todo en el análisis epidemiológico. Desde hace años se ha destacado la importancia de los servicios veterinarios dentro del sistema global de detección y control de enfermedades animales
Fuente: http://www.consumer.es/seguridad-alimentaria/sociedad-y-consumo/2014/09/25/220626.php