Trigo transgénico argentino: ¿para el pan nuestro de cada día?

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Trigo transgénico argentino: ¿para el pan nuestro de cada día?

Argentina se convirtió la semana pasada en el primer país del mundo en aprobar la comercialización de trigo transgénico. ¿Llegará ese trigo al pan de todo el mundo? DW conversó con expertos.

Argentina, cuarto exportador mundial de trigo, busca comercializar una variedad bautizada como ”HB4″, genéticamente modificada para resistir la sequía. Eso sí, el producto deberá conseguir primero su aceptación en el vecino Brasil, principal mercado histórico trigo convencional argentino.

El HB4 fue desarrollado por la empresa biotecnológica argentina Bioceres. Y es el resultado de una colaboración público-privada de casi dos décadas con el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas  (Conicet) y un grupo de investigación de la Universidad Nacional del Litoral. La doctora en biología Raquel Chan, líder del proyecto, logró aislar el gen HB4 del girasol, que puede incorporarse al trigo, la soja o el maíz para aumentar su tolerancia a la sequía.

Las variedades de trigo HB4 son desarrolladas por Trigall Genetics, un joint-venture entre Bioceres y Florimond Desprez, de Francia, una de las empresas líderes a nivel mundial en genética de trigo.

Soja, maíz y colza sí, pero ¿trigo no?

Las alarmas sonaron pronto en la propia Argentina. El Comité de Cereales Invernales de la Comisión Nacional de Semillas (CONASE) advirtió al Gobierno de la probable renuencia de molinos, panificadoras y consumidores locales y extranjeros a adquirir productos elaborados con cultivos transgénicos, así como de la dificultad de mantener separada esa producción genéticamente modificada: “Es un avance científico relevante y podrá ser un aporte importante en soja, maíz y otros cultivos, pero por ahora no en trigo”, resumió el Comité.

Soja, maíz y colza genéticamente modificada sí, ¿pero trigo no?

Soja, maíz y colza genéticamente modificada sí, ¿pero trigo no?

Hasta ahora, la comercialización de productos vegetales modificados genéticamente se ha limitado básicamente a cuatro grandes cultivos autorizados y presentes en el mercado mundial: maíz, soja, colza y algodón. De ellos, los tres primeros podrían ser parte de nuestra alimentación. Pero se supone que no lo son; al menos no mucho, o no directamente.  “Se destinan principalmente a la alimentación animal, o a plantas de biogás o biocombustible”, aclara a DW Daniela Wannemacher, experta en ingeniería genética de la Federación Alemana para el Medioambiente y la Conservación (BUND).

Así que, con el HB4 argentino, no solo saldría “un nuevo producto al mercado de organismos genéticamente modificados (OGM)”, sino que se trata de uno que podría llegar directamente a nuestro pan o nuestros cereales, en todo el mundo, advierte Wannemacher. Eso aumenta las reservas al respecto.

La ingeniería genética de alimentos es un tema delicado para muchos consumidores europeos. “Más del 80 por ciento de los alemanes no quieren comprar alimentos modificados genéticamente. Por eso, básicamente, no hay alimentos modificados genéticamente en los estantes”, asegura en su web el Gobierno alemán.

“No puedo imaginar que ese trigo se autorice y tenga mercado en Europa”, dice Wannemacher. Acá, si la gente pudiera elegir, se importaría incluso menos alimento animal genéticamente modificado. Pues, en principio, ni en los huevos ni en la carne que consumen los europeos se aclara cómo se alimentó el animal del que provienen. Aunque hay excepciones, garantizadas por una etiqueta voluntaria que certifica productos “sin ingeniería genética”, desde 2008. Pero esto significa un esfuerzo e inversión extra para los productores que lo usan. https://www.dw.com/es/trigo-transg%C3%A9nico-argentino-para-el-pan-nuestro-de-cada-d%C3%ADa/a-55276310