Un viaje a la edición génica, el último grito de la biotecnología

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Un viaje a la edición génica, el último grito de la biotecnología

Clarín Rural viajó a Brasil para conocer el laboratorio de punta con el que una compañía argentina consolida su liderazgo en semillas de soja. A la selección de germoplasma se suma el secuenciamiento y la edición del genoma. Próximamente lanzarán una soja reducida en rafinosa.

La edición génica es la técnica más avanzada en materia de biotecnología aplicada a los cultivos. Como su nombre lo indica, se trata de editar el ADN de un organismo para inhibir o potenciar determinada característica, y se diferencia de la transgénesis porque se realiza sin la inclusión de genes externos a ese organismo. Clarín Rural viajó a la ciudad de Londrina, en el centro de Brasil, donde la empresa argentina de semillas GDM cuenta con un laboratorio de última generación en el que aplica la edición génica sobre su germoplasma y ya está obteniendo los primeros resultados que pronto llegarán al mercado argentino, como una soja reducida en rafinosa.

La rafinosa es un azúcar soluble que está presente en un 0,9 por ciento en la soja y que genera dificultades en la digestión, por lo que el nuevo desarrollo biotecnológico aumentará el confort y la eficiencia de conversión de los animales. Y además, por la técnica utilizada para su obtención, podrá ser sembrada como una soja convencional, lo que amplifica los mercados potenciales.

“La visión siempre fue ser líder de soja en el mundo. Ahora ya llegamos a eso y la apuesta por la edición génica es abrir un nuevo capítulo. Tenemos que pensar a nivel global y hay muchos lugares en que los OGM no son permitidos”, explicó en diálogo con Clarín Rural el Gerente Comercial de GDM Marcelo Steffen.

 

Lo que se ve en Londrina parece ciencia ficción. En una parte del laboratorio una serie de sofisticadas máquinas totalmente robotizadas con nombres como replikator, hydrocycler e incubator se encargan del secuenciamiento de ADN. Es decir, se ingresa una molécula de tejido vegetal y tras todo el proceso se obtiene el genoma completo de la planta, que es guardado como archivo informático junto con los datos de otras miles de plantas. Esta masa de información permite detectar marcadores moleculares vinculados con distintas características, como puede ser vigor germinativo, resistencia a enfermedades o estreses o capacidad de producción de aceite.

En otra parte del laboratorio, considerando esas variables, se realiza la edición génica propiamente dicha. Para esto se toma una célula vegetal, se utiliza enzimas (la proteína Cas9) para modificar su ADN y luego se la desarrolla en condiciones controladas hasta que se transforme en una planta.

Supervisando toda la operación se lo puede ver a Gaspar Malone, gerente de Biotecnología de la compañía desde que en 2007 iniciaron los primeros ensayos en el laboratorio de Don Mario en Chacabuco, provincia de Buenos Aires. En ese entonces la firma buscaba seleccionar variedades de soja por su resistencia a mancha ojo de rana (MOR) y fitóftora, y para eso analizaban 40.000 datos moleculares por año. Con el tiempo fueron creciendo en estructura, alcance y ambiciones.

En 2010 mejoraron su tecnología para aumentar la cantidad de datos analizados, comenzaron a trabajar con siete enfermedades e incorporaron los eventos transgénicos; analizaban 300.000 datos moleculares por año. Hoy la empresa trascendió fronteras, es líder en Brasil, principal productor mundial de soja, con el 79 por ciento del market share de semillas, y en sus laboratorios analizan 400 millones de datos moleculares por año. Además, a la investigación en soja sumaron el genotipado de maíz, y apuntan a seguir sumando cultivos y multiplicando la cantidad de datos.Polyana Martins, responsable del laboratorio de edición génica de GDM en Brasil.

“El crecimiento de GDM asusta y tiene que ser acompañado por la biotecnología. Trabajamos en el ADN de las variedades seleccionando genes de interés, analizando la pureza genética, controlando modelos de genómica predictiva y manipulando el ADN para obtener plantas con cualidades específicas. Para esto, la edición génica tiene menor costo y es más precisa que la transgenia”, destaca Malone, quien ya cumplió una década trabajando para la compañía en Brasil.

La pregunta es inevitable: ¿Por qué el principal laboratorio de una empresa con base en Chacabuco, está ubicado en Brasil? Steffen es contundente con la respuesta: GDM tiene una facturación total estimada de 850 millones de dólares en 2023, 150 millones más que en 2022, de la cual el 65 por ciento corresponde a sus ventas en Brasil, donde desembarcó hace 15 años. Hoy en ese país se siembran 42 millones de hectáreas de soja y se producen unas 150 millones de toneladas, de las cuales el 79 por ciento es de alguna de las marcas de GDM.La información del genoma de miles de plantas termina almacenada en un chip.

En la base sigue estando el germoplasma

En la localidad de Petrolina, GDM cuenta con otro punto estratégico en su búsqueda. Se trata del nursery en el que gracias a las condiciones controladas la compañía puede observar el desarrollo de cuatro generaciones y medio de soja por año. Eso le permitió acortar de once a cuatro los años necesarios para lanzar un nuevo producto al

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La novedad de la edición génica es atractiva, hasta glamorosa, pero el secreto del éxito de la compañía chacabuquense sigue siendo la selección de germoplasma, especialmente de soja pero también de maíz, trigo y girasol. La obsesión por hacer ensayos en todos lados y elegir la genética que mejor se adapta a cada situación productiva los llevó a dominar el mercado de soja en toda la región. Solo en Brasil cuentan con 170 sitios de ensayos dispersos por todo el país, en una gran variedad de ambientes. Son exactamente 750.000 parcelas por año en las que evalúan 150.000 variedades, con el objetivo de lanzar al mercado entre 30 y 35 líneas nuevas cada año. Son esas líneas superiores las que llevarán aplicada la biotecnología que se desarrolla en el laboratorio de Londrina, o la que la compañía le compra a otras empresas como hizo hasta ahora con el gen RR de resistencia a glifosato y el Bt de resistencia a lepidópteros.

“De cara al futuro, los grandes desafíos son reducir aún más el tiempo necesario para la selección y lanzamiento de nuevos cultivares, y aumentar la ganancia genética”, dice Nissio Fernando Giasson, gerente de investigación de soja en Brasil, y explica que para eso cuentan con las más avanzadas herramientas de agricultura digital, bioinformática, ciencia de datos, inteligencia artificial, sensores a campo, drones…

El verdadero valor agregado corriente arriba que lleva implícita cada tonelada de granos que se cosecha en el campo.

https://www.agromeat.com/355772/un-viaje-a-la-edicion-genica-el-ultimo-grito-de-la-biotecnologia