Antecedentes, objetivo y ámbito de aplicación La Comisión definió un plan de acción para reducir el desperdicio de alimentos como parte integrante de la Comunicación sobre la economía circular (1). Una de las iniciativas pretende, sin competir con el abastecimiento de los bancos de alimentos (2), valorizar los nutrientes de los alimentos (3) que, por razones comerciales o debido a problemas de fabricación o a determinados defectos, ya no están destinados al consumo humano, a través de su utilización segura para la alimentación animal, sin poner en peligro la salud animal y pública.
Así pues, el uso como piensos de dichos alimentos evita que estos materiales se composten, se transformen en biogás o se eliminen mediante incineración o descarga en vertederos. La distinción entre alimentos, subproductos animales, piensos y residuos tiene implicaciones evidentes respecto del marco legislativo que rige los distintos tipos de productos afectados.
En el cuarto trimestre de 2016, se llevó a cabo una consulta con las partes interesadas en paralelo a la Plataforma de la UE sobre pérdidas y desperdicio de alimentos (4), con el fin de identificar los problemas relacionados con esta iniciativa. Los explotadores señalaron que las siguientes cargas significativas o desproporcionadas podrían obstaculizar o incluso impedir que suministren alimentos que ya no están destinados al consumo humano para su utilización como pienso:
— cuestiones que afectan a la capacidad de garantizar la conformidad de los alimentos que ya no están destinados al consumo humano para su uso como pienso con la legislación sobre piensos, es decir, los requisitos relativos a la inocuidad de los piensos: aplicación de procedimientos basados en los principios de análisis de peligros y puntos de control crítico (APPCC), etiquetado específico, almacenamiento y transporte separados de los alimentos que ya no están destinados al consumo humano.