Originalmente, la fitasa se desarrolló para su uso en los Países Bajos para reducir contaminación por fósforo (P) de la agricultura intensiva. El aumento en precios de las materias primas y creciente preocupación por el impacto ambiental de la producción de carne son los factores más frecuentemente citados para el aumento del uso de enzimas en la producción avícola y porcina en los últimos 10 años.
Comercializado por primera vez en 1991 (Selle, 2007), la fitasa ahora está presente en más del 60% de la alimentación monogástrica en todo el mundo (Graham, 2010) e incluso en un porcentaje más alto en las dietas de aves de corral.
Desde la primera utilización comercial, la fitasa ha sido principalmente se considera una herramienta para aumentar la disponibilidad / digestibilidad de P fuentes vegetales, y así reducir la inclusión de mayor costo P fuentes tales como fosfatos orgánicos y subproductos animales.
Aquí, La fitasa libera el P unido en la molécula de fitato (mio-inositol con seis unidades de fosfato enlazadas, la principal fuente de P en la planta materiales), aumentando la disponibilidad / digestibilidad de este mineral al animal (Onyango, 2005). Por lo tanto, aumentar la tasa de inclusión de fitasa se espera que libere P adicional de la alimentación no digerible fitato y, en consecuencia, permiten una sustitución aún mayor de costo de las fuentes P (Slominski, 2010; Ruiz, 2010).
Con diferentes proveedores que compiten por una parte de la fitasa mercado, está claro que la innovación del producto y la excelencia técnica es una estrategia exitosa. Productos de fitasa disponibles en el mercado han cambiado sustancialmente desde que el concepto se utilizó por primera vez comercialmente en los años noventa. Una clara evolución de los productos puede ser visto; ha habido un alejamiento de los productos de origen fúngico.