Si bien el ser humano puede contraer diversas enfermedades a través de las aves, eso no quiere decir que no se puedan tener como animales domésticos. La probabilidad de contraer una enfermedad zoonótica varía según la higiene del espacio, nuestra propia higiene corporal o el estado de salud del animal, puesto que las visitas veterinarias son una rutina imprescindible.
No todas las enfermedades que padecen las aves pueden ser transmitidas al ser humano. Cuando una enfermedad sí puede ser propagada la llamamos zoonosis o enfermedad zoonótica. Por lo tanto, definimos zoonosis como cualquier dolencia que accidentalmente es transmitida de cualquier animal al ser humano.
La psitacosis fue descubierta en el siglo XIX, cuando se asoció con loros traídos de Suramérica. Esta enfermedad es causada por una bacteria intracelular obligada (sólo puede vivir dentro de las células de los animales que parasita) de la familia de las clamidias, llamada Chlamydophila psittaci. Una persona puede contraerla al estar en contacto con aves afectadas.
Estas aves eliminan bacterias a través de los fluidos nasales, las heces e incluso plumas. Las bacterias son resistentes a la desecación, por lo que pueden permanecer en el ambiente más de un mes. Los síntomas son similares al de una neumonía, pero pueden acabar afectando a otros órganos, como el corazón, hígado o bazo y, finalmente, provocar la muerte del animal.
Las aves más afectadas por esta enfermedad son loros, periquitos, cotorras y papagayos y, con menor frecuencia, aves de corral, palomas, canarios y aves marinas. Descubre más sobre la psitacosis en loros en ExpertoAnimal.
El virus de la influenza o gripe aviar es el causante de la peste aviar típica en aves de corral, pero puede afectar a cualquier ave, desde domésticas a silvestres. Este virus puede mutar fácilmente, agravando los síntomas de la enfermedad. Los subtipos más conocidos son H5 y H7, debido a que son los que provocan la enfermedad en seres humanos.