Expertos veterinarios señalan algunos de los riesgos de transmisión de enfermedades de las aves de corral que, cada vez más, se crían en jardines y en casas particulares, y dan pautas para evitarlos. Cada vez es más común ver aves de corral, especialmente gallinas en los jardines y terrenos que rodean a algunas casas particulares, que las familias crían para contar con una fuente con la que obtener huevos de una forma ecológica y respetuosa con el bienestar animal.
Debido a esta tendencia, investigadores de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Guelph (Australia) han llevado a cabo un estudio de los principales patógenos que portan y han comprobado si los propietarios toman las medidas higiénicas pertinentes. Para realizar la investigación, los impulsores del estudio, publicado en la revista científica ‘Journal of Veterinary Diagnostic Investigation’, solicitaron a los propietarios que les entregaran los cadáveres de las aves que hubieran fallecido recientemente para realizar un examen post-mortem. También les pidieron que completaran un cuestionario sobre sus prácticas de manejo.
En total, recibieron 245 especímenes de 160 hogares. La mayor parte de los gallineros contaban con menos de 25 ejemplares y las gallinas estaban criadas con el propósito de poner huevos para su uso familiar. El equipo descubrió que las enfermedades infecciosas eran la causa de muerte más común, concretamente en el 62% de los casos. Entre las infecciones, las respiratorias causadas por una combinación de bacterias, virus y hongos fueron las principales (21%), seguidas de la enfermedad de Marek, que causa tumores fatales, en el 11% de los cadáveres examinados.
Además de estos patógenos, el equipo de investigación también encontró en algunos ejemplares mycoplasma, una bacteria que causa enfermedades respiratorias. “Esta es una enfermedad que rara vez se ve en explotaciones comerciales, sin embargo, una de cada cinco aves en este estudio portaba el patógeno”, explica el profesor Leonardo Susta, uno de los investigadores. El equipo también halló la bacteria campylobacter en algunas aves. Este patógeno puede causar zoonosis alimentarias graves en humanos. “El hecho de que halláramos tanta Campylobacter es un testimonio del hecho de que las medidas de bioseguridad deben seguirse”, advierte Susta.
LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD NECESARIAS
Esta falta de bioseguridad se pudo comprobar en los cuestionarios, que revelaron que, por ejemplo, menos del 50% de los propietarios indicaron que utilizaban zapatos o ropa adecuada y específica para ingresar a sus gallineros. Además, menos del 5% de los encuestados señaló que limpiara su calzado al salir, y un 60% admitió que permitían a los invitados visitar el gallinero, otra práctica no recomendada.
“Muchos también permitieron que sus aves salieran del gallinero, donde podrían entrar en contacto con aves silvestres”, advierte susta, que recuerda que estos animales se consideran reservorios potenciales de muchos patógenos, como la gripe aviar. Otro dato alarmante es que solo el 37% aseguró que compró las aves con las vacunas en regla, un paso clave, ya que la inmunización permite evitar enfermedades graves como la de Marek.
Referencia:http://bit.ly/2LXssmL