Las asignaturas pendientes de la Avicultura Regional y Mundial, de cara a los pronósticos futuros

0
1828

Concentración de la producción donde pocos son ganadores.
La industria avícola a nivel regional y global vive hoy una fase crítica, viviendo prácticas monopólicas en todas las geografías.

América Latina ha sentado cátedra en este tipo de prácticas dentro del escenario avícola, y lo podemos apreciar casi en todos los rubros, desde los proveedores de materias primas, material genético, tecnologías y equipamientos, biológicos y vacunas, entre otros tantos necesarios para la producción e industria, terminando en comercializadores de carne, huevos y derivados del huevo.

Una mayoría de todas estas empresas ya son globales, en varios casos asociadas entre ellas y cuentan con fuertes recursos extrafronteras. Muchos de estos emporios cuentan con libertad plena y existe poca o ninguna regulación gubernamental que frene la especulación, porque sencillamente vivimos bajo el paradigma del ¨libre mercado¨.

En este contexto, los productores pequeños y medianos, los comercializadores pequeños y medianos y los procesadores pequeños y medianos son desplazados del mercado, no pueden competir, y se va concentrando mucho más el mercado en pocas empresas. En una mayoría considerable estas pequeñas y medianas empresas terminan vendiéndose o entran a esquemas de aparecería (dando servicios a las grandes o a otras medianas) y su participación en la oferta termina reduciéndose significativamente.

El hecho palpable es que el monopolio es una tendencia que se da desde hace tiempo en la avicultura y se seguirá dando, y dudo mucho que algún día lleguen a desconcentrarse, o si sucede tardará épocas. El lado oscuro de este posicionamiento se traduce en que el capital oprime a la competencia por diferentes vías, el poderoso fusiona o estrangula para sacar del mercado la competencia y establecer un único producto con precios altos por la carencia de productos, terminando en la falta de variedad o competencia en el mercado.

Impacto de los Tratados Comerciales entre países y regiones.

Al citar el tema hay que recurrir a los mejores ejemplos en sus resultados e impactos. Lo podemos ver en el TLCAN entre los EUA, Canadá (que desde el inicio excluyó a su avicultura) y México, los Tratados de Libre Comercio entre Centroamérica, Estados Unidos y República Dominicana (DR-CAFTA, por sus siglas en inglés), el TLC EUA-Colombia, por solo citar estos. De sus repercusiones han derivado una gran cantidad de material escrito con experiencias y resultados, que facilita a quienes lo lean obtener un amplio conocimiento de los hechos fundados en el antes, el ahora, y el después, apreciándose posiciones de resignación o desafiantes de empresarios, y las visiones de los gobiernos a través de sus diferentes instituciones.

Hay que partir del punto inicial donde no es causal que los propios EUA- el mayor productor de pollo del mundo- haya sido el artífice de estos tratados, cuya diferente estructura de mercado%u2013donde se prefiere y valora la pechuga y las alas sobre las demás partes del pollo%u2013, las piernas y muslos sobran en ese país y las venden a cualquier mercado, sin dejar de referir la alta dependencia que logran generar con los granos forrajeros como el maíz, las pastas oleaginosas, el sorgo, así como los pies de cría, pollitos progenitores y pollitos reproductores.

En 1994 entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) entre los EE. UU., Canadá y México. Sin embargo, en relación con los aspectos agrícolas, el TLC contiene dos acuerdos bilaterales diferentes entre Canadá y los EE. UU., y entre los EE. UU y México. Veamos que Canadá tiene desde 1995 contingentes para los productos avícolas a los que están sujetas las importaciones procedentes de los EE. UU, de las que este último se beneficia de un arancel cero, mientras que otros países (Brasil, Chile, etc.) se benefician de uno reducido. Por el contrario, México si también tiene cuotas de importación para la carne de ave, los EE. UU. no están sujetos a ellas, mientras que, a la inversa, México solo puede exportar las preparaciones de ave en los EE.UU. En cuanto a los acuerdos bilaterales firmados por los EE. UU., dos contingentes se utilizan en el sector avícola: el de Israel (desde 1995) y el de Chile (desde 2004).

Hay algo muy evidente: en lo que concierne a la apertura de los mercados, los EE. UU. están menos abiertos a las importaciones de carne de ave y de productos del huevo. El número de países proveedores de los EE. UU. es muy limitado y está restringido hoy a aquellos que tienen firmados acuerdos bilaterales (Chile e Israel) o multilaterales (Canadá y México bajo condiciones). A pesar de todo esto, hay muchos países que más que anhelar invierten desde hace tiempo millonarias inversiones, con la esperanza de que un día se les abran las fronteras estadounidenses y ubicar sus productos en un mercado como este que más que exigente, está colmado de intereses.

Resumiría que entre las infortunadas consecuencias que viven muchos de los países post TLC están:
1.- Los elevados costos de producción, con el consiguiente aumento en el precio a los productos para los consumidores nacionales.
2.- El precio del maíz amarillo que es un factor determinante en el momento de fijar los costos de producción (ya que constituye la principal fuente de alimento para los pollos) que en muchos países se importa casi al 90% desde los EE. UU precisamente, y hoy se ven entrampados en aranceles cada vez más altos. 3.- Y finalmente los procesos de devaluación de las monedas frente al alza del dólar, situación que ha arrastrado a importaciones de productos desde los EUA con cero aranceles, entre los que sobresalen los cuartos traseros de pollos y que representa para los países receptores una mayor oferta, generando un precio más bajo en el producto nacional.

Y no podemos decir que todo ha sido negativo en estos tratados, pues hay que valorar los aportes de la avicultura de algunos países al PIB pecuario, la generación de empleos tanto directos como indirectos, el acceso a muchos insumos imprescindibles para la actividad, el hecho de contribuir considerablemente al crecimiento de otras actividades en sectores también fundamentales, etc. PERO AÚN con estos resultados, hay que reconocer que el sector avícola no ha sido de los mayores beneficiados dentro de dichos tratados, con no pocas repercusiones y crisis en todos los ámbitos del sector que todavía se arrastran, poniendo en riesgo la vida de millones de seres humanos que son a fin de cuentas los mayores beneficiarios en esta cadena de producción.

CONCLUSIÓN

Cualquiera de estas influencias o factores de cambio, representan un importante desafío para la producción e industria avícola regional y mundial, y todas juntas constituyen una gran amenaza que requiere-desde ya- un enfoque holístico y una reevaluación estratégica multisectorial.

En sentido general solo me he referido a estos apremiantes desafíos que la avicultura tiene ante sí, estimados como de alto riesgo. Responder a ellos de una forma pragmática, que aumente la resistencia a las tensiones e incertidumbres futuras, será esencial si queremos prever, gestionar, y responder a las importantes proyecciones y responsabilidad que se le está otorgando a la avicultura, para alimentar a una población mundial creciente cuyos hábitos de consumo a su favor han ido e irán transformándose cada vez más. 

Fuente: Asociación Latinoamericana de Avicultura