Siete en cada diez pollos consumidos en Brasil tienen la genética de Cobb-Vantress, líder mundial en suministro de aves de producción para pollos de engorde y en especialización técnica en el sector avícola. Pensando en ello, la compañía lanzó una campaña para abordar los mitos y verdades involucrando la producción de la carne de pollo en el país. El primer material, distribuido en formato de video a clientes, aliados y público en general, trata del mito de la utilización de hormona en el crecimiento del ave.
“Esa es una de las principales preocupaciones de los consumidores. Ellos desean saber la procedencia de la carne que están comprando y si es de calidad. Por lo que creemos que es de extrema importancia informarlos acerca del proceso de crianza del ave y que no hay ningún tipo de hormona aplicado en ella”, dijo el gerente de Marketing de Cobb, Cassiano Bevilaqua.
Según el ejecutivo, los pollos producidos en Brasil presentan resultados de calidad sin la interferencia de sustancias artificiales, porque reciben alimentación balanceada y se producen dentro de las más rígidas normas de bioseguridad. Además, en aves con el sello de Cobb, el factor principal es el tamiz de selección genético, un proceso de perfeccionamiento y mejoramiento genético hecho por la compañía, desde hace más de 100 años, con la selección constante de las mejores aves. Eso significa que Cobb separa las aves con mejores resultados en los principales aspectos relacionados con la producción y consumo, es decir, solo las aves con mayor cantidad de carnes nobles, menos disposición a las enfermedades, mayor fertilidad, menor generación de desechos, entre otras características, se seleccionan para originar otras aves, asegurando la transmisión de dichas características.
“Nuestro proceso de Producción se dirige al desarrollo de un animal que produce más, consumiendo menos. A lo largo de los años, la genética ha sido capaz de generar un ave que presenta mayor cantidad de carne con calidad y reducción de costos al productor, toda vez que las casas genéticas trabajan constantemente para producir aves más eficientes”, explica Bevilaqua.