La ciencia no es compatible con el movimiento de pollo de crecimiento lento

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Hay más evidencia de que las prácticas modernas de producción avícola son buenas para la sociedad en general, pero ¿será importante a largo plazo?

En noviembre de 2017, la empresa alemana de investigación y consultoría científica HFFA Research GmBH publicó un informe exhaustivo que evalúa el costo de oportunidad de trasladar toda la producción avícola a métodos alternativos de cría de aves de corral que sean ‘extensos’ u ‘orgánicos’.

El estudio, que analizó los posibles impactos en la Unión Europea y Alemania, definió métodos extensivos como los que: usan razas avícolas de crecimiento lento, hacen una conversión alimenticia menos eficiente que las prácticas convencionales y requieren más espacio por cabeza. Se define a las aves de corral ecológicas como que cumplen los requisitos mínimos de la UE para la producción y el etiquetado orgánicos.

Como un estudio realizado por el National Chicken Council y Elanco concluyó a principios de 2017, no es una imagen bonita. El informe dice que tanto los métodos de producción extensivos como los orgánicos son menos eficientes en el uso de los recursos y conducen a mayores costos y, en última instancia, a pérdidas de ingresos para los agricultores. La carne producida bajo prácticas extensivas será entre un 25% y un 30% más cara que la carne convencional. La carne orgánica sería ‘considerablemente más del 100 por ciento’ más cara.

Debido a esos impactos, los ingresos agrícolas de la UE se reducirían en unos 3.000 millones de euros en el amplio escenario y en unos 8.000 millones de euros. Además, las aves criadas en entornos extensos u orgánicos finalmente consumirán más recursos que las aves convencionales. El estudio llega incluso a sugerir que el cambio dañaría la biodiversidad global y conduciría a una mayor expulsión de dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero relacionado con el cambio climático.

Esta investigación, llegando a esta conclusión, es finalmente positiva para una industria que ya está empezando a lidiar con grupos liderados por activistas animales que buscan reducir las tasas de crecimiento de pollos de engorde. Sin embargo, como alguien que ha cubierto la industria del huevo en el pasado reciente, mi reacción instintiva es que la ciencia puede no importar a largo plazo.

Las personas y las empresas que se comprometen con la Alianza Global de Animales (GAP, por sus siglas en inglés), así como con otros sistemas de bienestar, pueden no conocer la ciencia y no tener interés en aprender. En decisiones pasadas, de acuerdo con las personas que las crearon, el factor más importante ha sido lo que piensan los consumidores y lo que sienten sobre los pollos de crecimiento más lento.

Como fue el caso con aquellos que hicieron promesas sin jaula o prometieron ir sin antibióticos, la ciencia no fue el factor determinante. La actitud y la percepción del consumidor era.

Sabiendo esto, 2018 debería ser un año clave para que la industria alimentaria decida si quiere trazar una línea en la arena en aves de lento crecimiento. Si la industria presenta evidencia científica convincente de una manera que influye tanto en los consumidores como en los que toman las decisiones corporativas, existe el potencial de que la industria pueda mantener la línea contra el movimiento emergente de crecimiento lento.

Fuente: WATTAgNet