Movimientos en las agremiaciones regionales responderían a la necesidad de una mayor interlocución en lo público y de mejores aportes al crecimiento del negocio con información relevante y oportuna.
El carácter vergonzante del negocio en el manejo de la información propia –su consuetudinario y prudente bajo perfil– hace que no se hable casi del remezón que vive la Asociación Latinoamericana de Avicultura (ALA), y cuando eso sucede, se presenta como un cambio ordinario, una transición concertada y programada dentro de una entidad sin mayores conflictos internos, que para más señas se apresta este mes a ratificar representatividad en su bienal Congreso continental de Guadalajara.
Pero los antecedentes más cercanos parecen indicar otra cosa y la inminente cita mexicana será mucho más que otro gran evento académico, comercial y de relaciones públicas. En octubre pasado, la Federación Nacional de Avicultores de Colombia (Fenavi) dijo “hasta aquí llegamos” a su histórico vínculo con esa entidad. En palabras de su presidente ejecutivo, Andrés Valencia, las razones no son de poca monta: “no nos sentíamos representados como sí pasa con otros organismos de mayor peso, mejor organizados y más transparentes”.
Y lo dice la cabeza del que es en tamaño el cuarto gremio avícola de Latinoamérica; demasiado importante para dejar que se sienta ninguneado, pensaría uno. Al parecer de no pocos, lo que se espera que haga ALA en defensa y promoción de toda la avicultura regional lo vienen realizando con mejor suceso otros organismos como el Consejo Internacional del Pollo, la Comisión Internacional del Huevo y el Consejo Latinoamericano de la Proteína Animal.
A instancias de la brasileña ABPA y su reciente Salón Internacional de Avicultura y Porcicultura, se cocina otro gremio avícola subregional (esta vez para los productores de carne de pollo), que se oficializaría antes de finalizar este año y reuniría agroempresarios de Chile, Argentina, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Brasil. De alguna forma, son inevitables las tensiones norte-sur dentro de nosotros mismos, como también las claras diferencias entre exportadores consolidados y aspirantes a serlo. Parte de una adecuada gestión gremial es saberlas tramitar.
Mientras estas presiones muestran su rumbo, nuevos y tradicionales liderazgos se consolidarán o diluirán al ritmo de demandas comerciales tan perturbadoras hoy como las referentes al bienestar animal, la sanidad de las aves y la inocuidad de los alimentos de origen avícola. Más que cambiar de presidente y director ejecutivo, en Guadalajara bien podría comenzar la para muchos esperada y necesaria refundación de la ALA. Ojalá que sí.
Fuente: WATTAgNet