La creciente contaminación, especialmente del plástico, merece una acción inmediata no solo del público en general, sino también de la industria avícola. Los científicos médicos austriacos descubrieron algo en lo que nunca había pensado: probablemente tenemos microplásticos (PVC y PET) en nuestros intestinos. Estos microplásticos provienen de envases de alimentos y bebidas, pescado y mariscos, gracias a los ocho millones de toneladas de basura plástica que terminan en el medio ambiente, particularmente en el océano.
El problema no termina ahí. Los médicos no saben hasta qué punto el plástico daña la salud humana o los efectos que estas partículas podrían tener en nuestros intestinos junto con la posible toxicidad de sus componentes químicos. No estoy ansioso por alarmarme a mí mismo o a otros, pero me parece serio. Puede ser muy grave.
“Nos preocupa especialmente lo que esto significa para nosotros, y especialmente para los pacientes con enfermedades gastrointestinales”, dijo el investigador principal, el Dr. Philipp Schwabl, quien presentó los hallazgos en la 26ª Semana de la UEG, una reunión sobre gastroenterología en Europa, en un comunicado de prensa.
“Si bien las concentraciones plásticas más altas en estudios con animales se han encontrado en el intestino, las partículas microplásticas más pequeñas son capaces de ingresar al torrente sanguíneo, al sistema linfático e incluso pueden llegar al hígado. Ahora que tenemos la primera evidencia de microplásticos dentro de los humanos, necesitamos investigación adicional para comprender lo que esto significa para la salud humana “.
Puede preguntar qué tiene que ver este problema con los pollos de engorde y las gallinas. Todo y nada. Solo estaba reflexionando sobre cómo es posible dedicar tiempo, dinero y esfuerzos para sacar a las gallinas de sus jaulas, para promover su supuesto bienestar, para hacer que las personas gasten más dinero en comida (dinero que no tienen), cuando tenemos esto. Problema encima de nosotros, junto con otros.
