La tecnología puede ser abrumadora. Ya hablamos de drones y robots en la producción avícola, de controlar la temperatura o la ventilación de las granjas avícolas a través del teléfono celular o iPad, e incluso de crear algoritmos de los movimientos de las aves observados por las cámaras para determinar su salud. Pero no perdamos de vista lo básico.
En una reciente conferencia en el Congreso Latinoamericano de Avicultura en Guadalajara, México, Mário Penz se preguntó cuántas de nuestras granjas tienen medidores de consumo de agua, temperatura y calidad.
En cuanto a la temperatura, Penz dijo que aún se discute si los pollos deberían recibir agua fría o no. Tal vez, dice Penz, deberíamos preguntar a los pollos, porque por cada grado de aumento de la temperatura después de 25 grados centígrados, los pollos reducen el consumo de agua en un 7 por ciento. Sin embargo, recordemos que los pollos comen alimento, porque beben agua.
Entonces, ¿por qué pocas personas se preocupan por eso? Los silos de alimento y los tanques de agua en las granjas están expuestos a un ambiente atroz. Por no hablar de las altas temperaturas de casi toda América Latina. Carlos López Coello me dijo que nunca había visto un solo silo de alimentación (ni un solo tanque de agua, diría) en granjas con protección contra las condiciones ambientales, o contra el sol.
Fuente: WATTAgNet