Habrá más robots, nanotecnología y demás en avicultura

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La producción avícola va a ser muy diferente en unos cuantos años. La robótica, la nanotecnología y el cultivo celular van a dar forma a cosas que hoy hacemos de forma diferente o no hacemos. La semana pasada tuve la fortuna de visitar una granja de pollos en Cataluña que funciona con un robot. A reserva de que más adelante publicaré un artículo con más detalles al respecto, comento aquí que quedé sorprendido. La robótica no solo se trata de que haga trabajos para sustituir al ser humano, sino de que haga trabajos que no hace el ser humano, como es recoger datos para una avicultura de precisión.

Se oye hablar de la nube, del big data, del GPS, de sensores que detectan humedad, CO2, amoniaco y movimientos. No en el automóvil que manejamos. No. En las granjas avícolas.
¿Cuándo hubiéramos pensado que se usarían estas tecnologías en la industria avícola? Hace poco leía un artículo en El País sobre granjas lecheras robotizadas y el autor comentaba que “las granjas, instalaciones frecuentemente asociadas con el tradicionalismo y también alejadas de la tecnología [de] punta, parecen caminar hacia la automatización y el análisis de datos”. Mencionaba que la granja que visitó sigue funcionando con la misma cantidad de empleados que antes, aunque sus dueños trabajan menos. Pero invirtieron más dinero, eso sí.

Atrás van a quedar las imágenes que ahora tenemos, quizás un tanto cuanto bucólicas. Me da la impresión de que el mejoramiento de la eficiencia ya no vendrá en grandes proporciones de la genética y de la nutrición. ¿Saben ustedes que también la nanotecnología se va a aplicar en la industria avícola? Por ejemplo, el uso de nanotubos para atrapar los diminutos virus de la influenza aviar, o sea, para un diagnóstico temprano y para aislamientos.

Pero la cosa no se detiene ahí. En pro de la nueva ética de bienestar animal y de la conciencia ambiental, viene el uso de la célula como fábrica para la producción de “carne” de laboratorio o de piel para fabricar zapatos. Me pregunto si aplicaremos esto en Latinoamérica. Yo creo que al final sí para seguir siendo eficientes y, por ende, competitivos. ¿Ustedes qué piensan?