Este emprendimiento colombiano se abre camino en un concurso mundial para ideas de negocio y se presenta como sustituto ecológico de las actuales fuentes de proteína animal. Cuando conocí la propuesta de la naciente firma Arthrofood (producir harina de grillo para consumo humano), recordé de inmediato lo mucho que me gustaba de niño visitar a mi abuela paterna.
Además de las delicias que salían de su cocina, me encantaba la melodía de los turpiales enjaulados y cazar grillos en su patio para arrojárselos a las gallinas que criaba en un vetusto galpón. Junto con mis hermanos, nos divertía la avidez con que los perseguían para engullirlos. De esas travesuras memorables —que espero sepan disculpar mis amigos animalistas—, me surgió el interrogante que titula esta nota. Si a las gallinas y pollos les encantan los grillos (pues son sus depredadores naturales), ¿por qué no se podría aprovechar el avance propuesto por los jóvenes emprendedores colombianos de Arthrofood para aminorar la dependencia avícola de los granos, en especial de la soya?
Aseguran los nóveles empresarios que el impacto ambiental de producir un kilo de harina de grillo, combinando consumo de agua, espacio y emisión de gases de efecto invernadero, es aproximadamente 85 por ciento menor que el generado por el pollo y el huevo, los actuales líderes del escalafón entre las proteínas animales tradicionales más sostenibles. Y ni qué decir del costo de desforestar hectáreas para sembrar y cosechar la oleaginosa. También dicen que un kilo de dicha harina se podría vender a 3.5 dólares, lo que disminuiría la viabilidad financiera de una hipotética conversión.
Fuente: WATTAgNet