El cuerpo humano posee varios mecanismos importantes para la regulación del hambre y la saciedad. Los estímulos sensitivos como Visión, olfato y paladar, nutrientes liberados en la corriente sanguínea como glucosa, proteína y grasa, hormonas gastrointestinales y hormonas producidas por la célula adiposa, dan señales al hipotálamo que va a actuar en la saciedad (1).
Varias hormonas son capaces de hacer el ajuste necesario, en estado normal, para que ocurra ingestión y mantenimiento de energía y también reducción en la ingesta de alimentos, provocando saciedad. Estas hormonas actúan en el cerebro, más específicamente en dos núcleos en el hipotálamo – núcleos laterales responsables de hambre y núcleos medio ventral, responsables de la saciedad (1).
Grelina es un ejemplo de hormona producida en el estómago en períodos de ayuno y tiene la función de provocar el aumento del hambre y está relacionado con el mantenimiento de la energía; a la ingesta de alimentos, la grelina se inhibe y la producción de otras hormonas se acciona. (1).
La ingesta de grasas y proteínas provocan la liberación de colecistocinina (CCK) en el intestino, que favorece la contracción y secreción de bilis por la vesícula biliar y la movilidad intestinal. PPY es otro péptido, liberado por el intestino, que favorece la saciedad. Dado que la insulina, una hormona producida por el páncreas se libera en presencia de hidratos de carbono y todos estos emiten señales al hipotálamo, para promover la saciedad (1)
La célula adiposa produce varias hormonas, como la leptina que sensibiliza al centro del hambre, con el fin de inducir saciedad (1). Así estas hormonas descritas aquí, son constantemente liberadas y mantiene el equilibrio, entre la ingesta de alimentos y la saciedad.
El huevo es una fuente importante de proteínas, compuesto de grasas, vitaminas y minerales. El mismo fue objeto de varios estudios científicos, con características y análisis diferentes, para evaluar el poder de saciedad cuando se consume en el desayuno. Esta comida, es muy importante y ocurre, después de un largo ayuno.
A través del análisis subjetivo completando cuestionarios y escala de evaluación de saciedad, el consumo de huevo en el desayuno promovió gran saciedad cuando son comparados, con pan de harina integral (2) y avena (3). Como el huevo no posee carbohidratos en la composición, no hay demanda de insulina y una menor variación de la glucosa, en el grupo con alimentación a base de huevo.
En cuanto a la grelina, no hubo disminución de ésta después del desayuno, pero su secreción fue menor en el grupo a base de huevo y en relación a leptina, GLP-1 y PPY no hubo alteración en las evaluaciones de 30 y 180 minutos en ambos grupos. (3)
Como el huevo es una fuente de colesterol, varios estudios evalúan las grasas séricas después de un consumo rutinario de huevo, sin embargo los estudios realizados no tuvieron aumento significativo del colesterol y la relación LDLc / HDLc, triglicéridos y enzimas hepáticas.
El huevo es un alimento sabroso, de fácil acceso y práctico – promueve la saciedad y cuando se consume en alimentación con menor valor energético, puede favorecer la pérdida de peso.