La bioseguridad efectiva en las granjas avícolas requiere el desarrollo de un tipo de cultura que motive a todos en la empresa a adherirse a los procedimientos que protegen a las manadas de enfermedades infecciosas, dijo Gregorio Rosales, DVM, PhD, un consultor avícola independiente, a Poultry Health Today.
Explicó que hay cuatro pilares de bioseguridad que deben coordinarse: concepto, estructura, operaciones y cultura. Rosales ha descubierto que, sin embargo, con demasiada frecuencia, las empresas pueden realizar importantes inversiones en bioseguridad, pero “el factor humano … es el que falla … y la bioseguridad depende en gran medida del lado humano del negocio”.
Los empleados deben comprender que el éxito de una empresa avícola e incluso sus trabajos dependen de la correcta ejecución de los procedimientos de bioseguridad. Todos en todos los niveles de la compañía necesitan ver la bioseguridad como un deber, dijo Rosales, y agregó que “las personas tienen que creer en la bioseguridad”. Tienen que entender la importancia de la bioseguridad para la empresa, para ellos mismos y cómo desempeñan un papel “, continuó.
Este tipo de cultura se desarrolla a través de capacitación, educación, auditorías y, en general, buena comunicación. Ayuda a enfatizar a los empleados que las compañías avícolas no son “solo granjas de pollos”; son empresas productoras de alimentos con productos que entran en la cadena alimentaria y que incluso podrían aparecer en los platos de los trabajadores, dijo. “Esa actitud realmente cambia mucho la mentalidad de las personas y las motiva a hacer un buen trabajo”, dijo Rosales, quien reside en Athens, Alabama, y trabajó para una compañía de cría primaria durante 28 años.
Debe haber consecuencias por no seguir los procedimientos de bioseguridad, continuó, pero también el reconocimiento por un trabajo bien hecho, que es otro poderoso motivador. Rosales sugirió crear incentivos para los empleados y los productores por contrato, así como recompensas por ir más allá de los conceptos básicos del programa de bioseguridad.
La modernización es otra necesidad que ve en su trabajo con las compañías avícolas. Muchas granjas avícolas fueron construidas hace décadas, cuando las expectativas de bioseguridad eran diferentes. Es necesario realizar inversiones para actualizar las instalaciones, de modo que sea posible alcanzar los estándares más altos de bioseguridad necesarios para cumplir con los requisitos actuales del mercado y del consumidor. Rosales reconoció que el desarrollo de un programa efectivo de bioseguridad, incluido el desarrollo de la cultura necesaria, es más que un inconveniente y cuesta dinero. Sin embargo, debe verse como una inversión de alto rendimiento, una que permitirá a las compañías avícolas tener éxito si comercializan sus productos en el país o los exportan.
Es importante “ver la bioseguridad como el primer y más importante mecanismo de defensa que tiene para prevenir la introducción de enfermedades avícolas y también la propagación de esas enfermedades avícolas de una granja a otra”, agregó.
Referencia: http://bit.ly/2PRSwz9