Las claves de la crisis de los huevos contaminados con fipronil

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Desde que el pasado 20 de julio salió la noticia, este escándalo alimentario no ha hecho más que aumentar cruzando las fronteras europeas y causado tensiones políticas.

El producto estaba prohibido para la limpieza y desinfección de las jaulas. “Nos dijeron que era orgánico”, aseguró un avicultor belga, víctima del producto. Las consecuencias son graves: un insecticida, fipronil, se encuentra en huevos holandeses y belgas. La crisis se vuelve internacional. Entre Holanda, Bélgica y Alemania, no paran de llover acusaciones. Con el fin de arrojar algo de luz al asunto, repasamos todas las claves de este fraude.

Decenas de granjas afectadas, millones de huevos destruidos

Todo comenzó en Bélgica. En junio, un granjero avícola empezó a tener sospechas. Creía que el subcontratista holandés, que limpiaba sus jaulas de gallinas, usaba fipronil, un producto de uso veterinario, muy eficaz contra el piojo rojo, pero totalmente prohibido en la cadena alimentaria de la Unión Europea. Se trata de un insecticida que se ha utilizado muy a menudo en pipetas antiparasitarias para perros y gatos protegiéndolos de forma eficaz de pulgas y garrapatas.

Las pruebas resultaron positivas: el fipronil había sido utilizado y los huevos estaban contaminados. El productor avisó a la Agencia Federal para la Seguridad de la Cadena Alimentaria (AFSCA). La AFSCA bloqueó inmediatamente al gallinero y los huevos fueron reiterados antes de llegar a los puntos de venta. Finalmente, decenas de granjas fueron afectadas y millones de huevos destruidos por riesgo de toxicidad.

Según Kathy Brison, la portavoz de AFSCA, la agencia ha puesto en marcha una serie de investigaciones para identificar de dónde viene el problema, ya que es “una sustancia que normalmente no se encuentra en la cadena alimentaria”. Al mismo tiempo, la AFSCA ha afirmado que los niveles encontrados en los primeros análisis están diez veces por debajo de los límites considerados de “riesgo” para el consumo humano.
Los niveles de fipronil encontrados en los primeros análisis están diez veces por debajo de los límites considerados de riesgo para el consumo humano.

Avicultores se sienten engañados

Pero, ¿quién es el responsable de este escándalo que ha asustado tanto a los consumidores europeos? La empresa holandesa, llamada Chick Friend, consiguió cautivar a los granjeros al prometerles una solución milagrosa para la higiene de su gallinero – un producto . completamente “natural”. “Nos dijeron que era un producto orgánico, que estaba basado en aceites esenciales, y funcionó muy bien”, según Norbert Vromant, un productor belga de huevos.

El famoso producto de limpieza fue fabricado en Bélgica por la compañía belga Poultry Vision, ahora investigada para corroborar si sabía que la materia iba ser utilizado en el sector avícola. Poultry Vision se defiende por haber agregado el fipronil y asegura de que fue ChickFriend quien abusó de la sustancia. “El producto que mi cliente vende a los granjeros es casero y contiene varios ingredientes, incluyendo este insecticida, que no está prohibido, otros productos en el mercado lo contienen”, explicó Pieter Helsen, abogado de Poultry Vision.

Escándalo internacional, directivos de ChickFriend arrestados

Después de 6 semanas de investigación, la AFSCA advirtió a los países vecinos. El escándalo ha cruzado rápidamente las fronteras aumentando las tensiones entre los estados miembros – 17 países europeos e incluso a Hong Kong ya están afectados – según consta en el sistema europeo de alerta rápida de alimentos y piensos de la Comisión Europea.

El gobierno promete ayudar al sector. Sin embargo, las pérdidas son millonarias. Dos administradores de la empresa Chickfriend, identificados por la prensa como Martin van de B., de 31 años, y Mathijs IJ, de 24 años, fueron arrestados el 15 de agosto a raíz de registros en varias empresas en Países Bajos y Bélgica.

Los expertos tranquilizan a la población y aseguran de que el riesgo de sufrir un problema de salud es muy remoto. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud, una persona tendría que consumir más de 10.000 huevos contaminados con fipronil en un periodo corto de tiempo para ponerse en riesgo.

Fuente: avicultura.com