Las unidades de transporte de aves al matadero

0
2236

Para trasladar las aves en edad de faena al matadero requiere acomodarlas en unidades de transportes que pueden ser jaulas plásticas y contenedores horizontales o verticales. Dichas unidades sirven para contenerlas y proteger su integridad física y bienestar durante el cargue y el viaje, y en la planta. Por ende, su diseño, construcción, conservación e higiene están directamente relacionados a su funcionalidad. La funcionalidad y durabilidad de las unidades de transporte serán determinadas por la manera como son concebidas y construidas.

Su diseño debe permitir colocar y sacar a las aves de su interior fácilmente y con un mínimo de riesgo a su integridad física, debe facilitar el lavado y la desinfección de las superficies externa e interna a cada viaje y debe asegurar una adecuada aireación de la carga viva, para reducir el estrés térmico de las aves y minimizar las pérdidas por mortalidad. Sus dimensiones deben ofrecer flexibilidad para trabajar con un rango amplio de peso vivo, lo que optimiza la operación, reduce el costo de flete y minimiza el impacto sobre el bienestar de las aves.

Su material constructivo debe resistir a la agresividad del trabajo sin deformarse o deshacerse rápidamente, y debe soportar el lavado y la desinfección frecuentes sin perjuicio de su integridad o vida útil. Sus partes móviles deben estar fuertemente integradas al conjunto para que no se suelten fácilmente, pero necesitan proporcionar, al mismo tiempo, un fácil y rápido manejo, a fin de no estorbar el ritmo de trabajo en las distintas operaciones por las que pasan. Finalmente, su interior debe estar libre de zonas punzantes o cortantes capaces de lastimar al pollo. Aunque robustas y bien construidas, las unidades de transporte se desgastan con el uso y el tiempo, lo que puede crear condiciones que amenacen el bienestar y la integridad física de las aves.

Las tapas corredizas, los resortes y trabas de las puertas, piso y los costados, sobre todo los de las jaulas y gavetas plásticas, son las partes que más comúnmente sufren averías que comprometen la funcionalidad y pueden poner en riesgo a la integridad de las aves. Por ello, las empresas deben tener procedimientos que traten de la segregación de las unidades que no estén en condiciones de uso y un registro de la cantidad y de los motivos de la segregación, a fin de tornar posible aplicar medidas que proporcionen la reducción, o eliminación, de las causas de los daños.