Los especialistas en nutrición dan por hecho el conocimiento de los productos enzimáticos presentes en el mercado de la U.E., pero no todo el mundo sabe cuáles son y cómo actúan los que están disponibles comercialmente. Existe una gran variedad y calidad en el mercado de aquellos productos llamados enzimas.
La mayoría de las dietas para el engorde de los pollos en todo el mundo están compuestas por un 60-65% de maíz o trigo, un 20-25% de harina de soja y un 10% de otros ingredientes como son grasas, minerales, aminoácidos, vitaminas y aditivos. Esto es demasiado simple, pero es una realidad que habría que matizar porque hay toda una ciencia que nos asegura una correcta formulación de las dietas usando diversos ingredientes y siguiendo las especificaciones que nos ayudarán a satisfacer los requerimientos del animal para un óptimo crecimiento al mejor coste.
En los últimos años, los precios de las materias primas de los piensos han influido de forma muy importante en la rentabilidad de los productores ya que los costes no siempre se pueden repercutir en la venta. Podríamos buscar las causas, una de las cuales podría ser la utilización de enormes cantidades de cereales y otros ingredientes hacia la producción de biocombustibles. De esta forma, la energía de los cereales y oleaginosas se ha desviado hacia otros objetivos, dejando atrás una gran cantidad de proteínas, fibras, cenizas, etc., de forma concentrada. Los nutricionistas pueden encontrar formas indirectas de incorporar grandes cantidades de estos subproductos, pero nos encontramos con un límite: el de los factores anti-nutricionales.
Fuente: Avicultura
