En 2020, Uruguay aspira contar con una oferta de 20.000 corderos procedentes de los compartimentos ovinos de alta bioseguridad, para poder exportar carne con hueso a Estados Unidos.
Sin embargo, la industria frigorífica manifiesta la posibilidad de industrializar anualmente hasta 40.000 corderos para colocar en este mismo mercado y con su actual genética, así como una vocación del productor dedicado a la oveja, hay suficiente potencial para poder dar ese salto.
Todo dependerá de los acuerdos finales que hagan los productores con las industrias habilitadas para exportar carne ovina con hueso hacia Estados Unidos.
El año pasado cerró con 11 compartimentos ovinos de alta bioseguridad, mayoría en manos de privados pero siempre auditados y certificados por la Dirección General de Servicios Ganaderos (MGAP). El objetivo fue industrializar ese año 4.000 corderos procedente de los mismos.
Según dijo a El País Jorge Bonino Morlán, delegado de la Asociación Rural (ARU) en la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y asesor privado de los compartimentos hoy funcionando en Uruguay, “hay cinco más que están en condiciones de comenzar a engordar corderos este año”.
Los negocios con Estados Unidos hoy están focalizados en la producción de carcasas mayores de 18 kilos, siempre corderos de alta calidad, pero uno de los desafíos que tiene la industria frigorífica, es lograr, en este mismo mercado, negocios para carcasas más pesadas y ya hay señales claras en ese sentido.
“Conseguir que los mayores precios estén centrados en carcasas más pesadas, es uno de los desafíos” que tienen hoy los dos frigoríficos que están habilitados para exportar carne ovina con hueso a Estados Unidos, cuando procede del compartimento, sostuvo el asesor en su diálogo con El País.
“Sabido es que con carcasas más pesadas Uruguay tiene que competir con Australia y Nueva Zelanda, pero sin lugar a dudas que el cordero uruguayo está en condiciones de competir de igual a igual”, aseguró Bonino, que durante años fue docente de Facultad de Veterinaria.
“El productor, al producir carcasas más pesadas, tiene mayor cantidad de carne con menores corderos y baja costos”, reconoce el especialista. A su vez, el hecho de producir carcasas más pesadas, permite darle cabida a otras categorías que también pueden producir de carne de alta calidad, “donde podemos contemplar las razas laneras y defender el producto lana”, dice Bonino.
Oportunidad. Uruguay cuenta con los únicos compartimentos ovinos de alta seguridad y con producciones a cielo abierto que hay en el mundo. Es una herramienta avalada por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), pero adaptada usando el ingenio uruguayo y ofrece múltiples oportunidades.
¿Qué es lo que permitió? Demostrar con pruebas científicas que si bien en Uruguay los ovinos no se vacunan desde 1988 contra fiebre aftosa, no ofrecen riesgo alguno de contraer la enfermedad y por lo tanto, no representan un riesgo para el país comprador.
“Hay que ordenar esta figura sanitaria para que ingrese, en determinada época del año, el denominado cordero mamón”, explicó Bonino. Es un cordero que se desteta a fin de año en culata de camión. “Como sale en noviembre o diciembre del pie de la madre, puede llegar al mercado de Estados Unidos a buenos precios”, agregó el especialista.
No menos importante es la apertura de Japón, trámite sanitario que está encaminado y aún deben cumplirse algunos pasos previos a la habilitación del mercado. Japón reconoce la sanidad y las certificaciones de Uruguay y lo valora. Por algo Uruguay es el único país del mundo que entra en nación del sol naciente con carne vacuna sin hueso, siendo país libre de aftosa con vacunación. “Exportar carne ovina con hueso a Japón será muy importante, pues tendrá un efecto muy positivo sobre otros países que aún están cerrados para este producto”, explicó el delegado de Uruguay, por el sector privado, ante la OIE.
Mercados. Más allá de Japón, el desafío en materia de mercados es conseguir entrar con carne ovina con hueso procedente de los compartimentos en otros países que integran el Nafta. A esas naciones ya se les vende carne ovina desosada.
México manifestó un fuerte interés por el compartimento ovino de alta bioseguridad y es posible que se abra de un momento a otro. “No hay que abrir mercados por abrirlos, hay que ir pensando qué mercados se adaptan mejor a los intereses comerciales que Uruguay pueda tener”, dijo Bonino.
En la medida que se vayan agregando mercados para la carne ovina con hueso, habrá que ir creciendo en la oferta de corderos para poder aprovechar mejor las oportunidades.
“Tener más corderos no representa contar con más ovejas, se puede lograr mejorando los aspectos reproductivos de las mismas ovejas que hoy tenemos, salvar más corderos, tener mayor porcentaje de mellizos y así aumentar la oferta”, sostuvo Bonino.
Según su visión, “se precisa mayor integración en la cadena ovina”, así como mayor apoyo a esa integración público-privada que hoy funciona en torno al compartimento ovino de alta bioseguridad.
Referencia: http://bit.ly/2T1nxmU