El concepto “maleza” es un término relativo, de origen económico, y no biológico. En general en el sistema ganadero se acepta esta definición para aquellas especies de plantas no deseadas, que reducen el rendimiento y calidad del recurso pastizal, incrementado los costos de producción, y por ende disminuyendo los beneficios económicos de la unidad de producción.
Es importante recordar que en algunas circunstancias, determinadas especies consideradas como “malezas”, pueden llegar a ser “plantas útiles” en otra condición o ambiente.
Es necesario entonces, al momento de realizar el proceso de diagnóstico o auditoria por parte de un profesional especializado de los potreros de la finca, que el productor le solicite la identificación de cada especie de planta presente, y llegar a conocer si su presencia resulta perjudicial al pasto, o por el contrario puede traer algún beneficio al sistema ganadero, en cuyo caso podría recibir la denominación de “bueneza”. Se debe considerar la posibilidad al momento de establecer el manejo de las malezas, permitir la presencia de estas plantas.
Es importante también, resaltar que bajo un buen manejo del pastizal no debemos permitir que aquellas especies definidas como malezas, lleguen a ocupar más de un 10 % de la superficie del potrero.
En caso de tener una infestación mayor, debemos emprender medidas para minimizar su población teniendo presente que considerando la gran biodiversidad que caracteriza a los trópicos, no es factible, ni seria práctico un manejo específico para cada especie de planta ajena al pasto que se desarrolle en el sistema pastizal, salvo muy particulares situaciones, como el caso de paja cabezona Paspalum virgatum muy común y agresiva en zonas de altas precipitaciones.
Como regla general, en cultivos de alta densidad, por cada maleza presente, una planta de cultivo menos, y en el caso de los pastizales, no es la excepción.
Las malezas dentro de los potreros causan diversos efectos negativos, que se ven reflejados ineludiblemente en el balance de ingresos y egresos de la finca, entre los más significativos podemos mencionar: reducen la densidad y cobertura de los pastos establecidos, disminuyendo el rendimiento de materia seca de pasto por unidad de superficie y por tanto la carga animal; afectan el valor nutritivo de la biomasa y por consiguiente la respuesta del rebaño en cuanto a ganancia de peso y producción de leche.
Algunas de estas plantas indeseables pueden causar intoxicaciones o daños físicos a los animales, afectando su salud y la economía de la finca, causan la depreciación de la finca e incrementan los costos de producción del sistema ganadero.
Fuente: Contexto Ganadero