Agapornis roseicollis

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– Clasificación taxonómica. El Agapornis roseicollis o inseparable de cara melocotón es la especie más popular del género Agapornis y una de las más criadas en cautividad, sobre todo por la gran cantidad de mutaciones que presenta y a que son muy prolíficos.

El género Agapornis pertenece al orden Psitáciformes y dentro de éste a la familia Psitácidas. Presenta 9 especies: A. roseicollis, A. personatus, A. fischeri, A. lilianae, A. nigrigenis, A. canus, A. taranta, A. pullarius y A. swindernianus. Esta especie a su vez presenta dos subespecies, A. roseicollis roseicollis y A. roseicollis catumbella

– Distribución geográfica y hábitat. Tiene su área de distribución desde el sudoeste de Angola hasta Namibia (sudoeste africano), incluso en Botswana y norte de Sudáfrica. Su hábitat es totalmente dependiente de los cursos de agua, volando incluso grandes distancias para conseguirla. Se encuentran en zonas áridas y rocosas, con pocos o escasos árboles y arbustos, e incluso cerca de áreas de cultivo hasta los 1.600 m de altitud. Allí se alimentan principalmente de semillas de Acacia y Albizia, brotes, frutas, yemas de plantas como la Euphorbia, e incluso de granos de girasol y maíz de nuestros cultivos, pudiendo transformarse en plaga. Son nómadas, siempre que no tengan agua cerca van a buscarla. Suelen vivir en grupos formados por unos veinte o treinta pájaros, utilizando nidos comunitarios de tejedores para criar (nidos colgantes con forma de bola), aunque también pueden hacer el nido en agujeros de árboles, e incluso en oquedades de los edificios que se encuentran cerca de los cultivos. Utilizan tiras de corteza, ramas y briznas de hierba para construir sus nidos y transportan este material metiéndolo en las plumas de la cola, comportamiento exclusivo de esta especie.

– Descripción. Visualmente machos y hembras tienen las mismas características físicas, es decir, no presentan dimorfismo sexual (hay criadores que dicen que las hembras son más grandes que los machos, pero este dato es muy subjetivo). Miden unos 16 cm aproximadamente y pesan entre 46 y 50 g. Su plumaje general es de color verde. El color de la máscara se va diluyendo desde la frente, rojo oscuro, hasta debajo del pico, rosa oscuro. La rabadilla es azul y la cola es verde con una banda de color rojo en las plumas externas de ésta. El pico lo tienen de color hueso, el iris es marrón oscuro, las patas grises y el color de las uñas es gris oscuro-negro. Todo esto corresponde al color pájaro ancestral adulto. Los jóvenes son similares a los adultos, aunque presentan algunas diferencias. La base del pico es de color negruzco, la máscara es más rosada y el verde del cuerpo es más oscuro.

– Mantenimiento en cautividad. En cautividad podemos mantenerlos en jaulas o en voladeras amplias. Deben de estar resguardados de las heladas y de las corrientes de aire frío. Lo ideal sería tenerlos a temperaturas que ronden los 15 º C y con 50-70 % de humedad.

Cuando están en voladeras debemos de tener en éstas el mismo número de hembras que de machos, ya que individuos ‘solteros’ suelen dar problemas, siendo lo más recomendable el tener sólo pájaros de esta especie, sin mezclarlos con otras, ya que los Agapornis no suelen llevarse bien con especies más pacíficas que ellos. De hecho, pueden matar a pájaros de otras especies (se pueden tener con otras especies del género Agapornis, aunque podrían cruzarse y dar origen a híbridos no fértiles).

En jaulas es más fácil el control de las nidadas y como no, controlar los cruces para sacar las mutaciones que nos interesa potenciar.

– Alimentación en cautividad. Se les debe suministrar una mezcla de semillas variada. Entre estas semillas estarían el mijo blanco, amarillo, rojo y japonés, alpiste, cacahuetes, avena pelada, pipas de girasol, cañamón, arroz, etc. También debemos ofrecerles semillas germinadas, fruta, verduras, pasta de cría, complementos minerales (grit, hueso de sepia, bloques minerales), etc. Hay criadores que utilizan pienso extrusionado.

– Reproducción en cautividad. Como el dimorfismo sexual no es evidente, podemos utilizar el método de la pelvis para intentar averiguar si es macho o hembra. Este método se basa en que las hembras adultas tienen los huesos de la pelvis más abiertos que los machos y no siempre es efectivo. El método más fiable para averiguar el sexo es el del ADN: mandar unos plumas o unas gotitas de sangre a un laboratorio de análisis genéticos. La fiabilidad en el resultado es del 99,9 %.

Una vez que consigamos un macho y una hembra no nos será difícil que nos críen, siempre y cuando las condiciones que los rodean de Tª, humedad, alimentación, etc. sean las óptimas. Además y aunque son fértiles a partir de los 9 meses de vida, es muy importante no dejar que críen al menos hasta los 12 meses. A los 9 meses suelen poner menos huevos, o no estar todos fecundados e incluso que nazcan y dejen morir a las crías.

Las medidas del nido pueden ser de 20 cm x 15 cm x 15 cm (largo x alto x profundo) con un orificio de entrada de 6 cm de diámetro. Suelen poner entre 3 y 6 huevos, puestos en días alternos y el período de incubación es de 23 días, aunque éste puede variar por determinadas circunstancias y es exclusivamente la hembra quien la realiza. Las crías nacen con 1 ó 2 días de diferencia entre unas y otras y a veces esta diferencia es muy evidente, aunque alimentan a cada una de ellas según necesitan. Como material de nidificación utilizan hojas de árboles, palmeras, etc. y transportan este material metiéndolo en las plumas de la cola. Pueden reproducirse durante todo el año, aunque no debemos de dejar que críen más de 3 puestas al año. A los 9-10 días debemos de anillarlos con anillas de 4,5 mm de diámetro. Suelen salir del nido a los 42 – 43 días.

Fuente: http://www.aviarioelpajaro.com/agapornis_roseicollis.html