Cuando mi perro se queda solo, a veces ladra durante un rato, y otras veces me rompe cosas.
¿Qué puedo hacer para cambiar esto?
Lo más probable es que tu perro sufra de uno de los problemas más frecuentes: no se encuentra a gusto cuando se queda solo y para intentar tranquilizarse hace esas cosas. Debes entonces ayudarle a aprender a estar tranquilo cuando se queda solo. Aquí te ofrezco unos consejos generales que debes aplicar.
Curiosamente, el exceso de cariño y una actitud demasiado afectuosa, son las causas principales de la ansiedad por separación (no encontrarse a gusto solo). Esto implica, entonces, que debes dosificar muy bien las atenciones que tu perro recibe.
Es muy frecuente intentar recompensar a nuestros perros con un exceso de cariño y atenciones por haberlos tenido que dejar solos durante un tiempo. Cuanto más apegado estés a él durante el tiempo que paséis juntos, más le faltarás cuando se encuentre solo. También debe aprender a estar solo aún cuando estés con él. Esto quiere decir que eres tú el que decide cuándo sí y cuándo no le prestas atención. Para él debe ser normal estar solo en su sitio sin recibir atenciones. Ignorarlo quiere decir no buscarlo, no acercarte, ni siquiera mirarlo. Una mirada de medio segundo ya puede provocar que se levante para conseguir un poquito más de ti. Si no lo hubieses mirado, se habría quedado tranquilo en su sitio.
Al salir de casa se cometen muchos errores. Muy frecuente es despedirse del perro. Mucho mejor es que unos veinte minutos antes de salir empieces a ignorarlo por completo. De despedirse, nada. Sal de casa sin prestarle atención. Despidiéndote de él consigues que se quede detrás de la puerta cerrada, emocionado y ‘abandonado’. Suele ocurrir que el perro detecta la serie de cosas que hace su dueño justo antes de salir de casa (ducharse, vestirse, ponerse los zapatos, prisas, coger las llaves…) y empieza a emocionarse. Puedes intentar evitar que esto ocurra haciendo la misma serie de cosas, pero quedándote en casa, tranquilamente en el sofá, leyendo el periódico. De esta forma, el ritual va perdiendo su significado.
Evita que tu llegada a casa se transforme en una fiesta, porque estará esperando este momento con mucha ansiedad e inquietud. Mucho mejor para él será que lo ignores y sigas con tus cosas hasta que esté más tranquilo. Entonces sí lo podrás saludar con moderación, evitando que se emocione demasiado. Si esto ocurre, debes interrumpir el saludo. Tampoco es conveniente salir con él a la calle justo al llegar a casa. Mejor será esperar diez o quince minutos hasta que se calme. Así evitarás que asocie tu llegada a casa con su salida y te esté esperando demasiado ansioso.
Al acostarte es aconsejable que no le des las buenas noches, igual que al levantarte tampoco le des un efusivo saludo. Como ves, se pretende evitar que los momentos de separación y reunión se hagan demasiado emotivos para él. Cuantas más atenciones para él en esos momentos, más le costará encontrarse bien lejos de ti.
Para hacerle la soledad más soportable puedes dejar la radio encendida con el volumen bajo. Por un lado, la música rompe el silencio de la casa, y por otro, tu perro no prestará tanta atención a los ruidos que le lleguen de fuera.
Para que tu perro esté más satisfecho a la hora de quedarse solo es recomendable darle un buen paseo cada mañana. Al volver a casa, evita marcharte enseguida. Lo mejor es ignorarlo. Notarás que él se acuesta. Pasados de cinco a diez minutos, podrás irte. Si ves que no se queda tranquilo cuando te quieres ir, ordénale que se vaya a su sitio, que se eche y se quede quieto.
Las buenas costumbres necesitan mucho tiempo para establecerse. Saber quedarse solo es una buena costumbre, no saber quedarse solo también es una costumbre, pero eso sí, una mala.
Todo esto puede hacerte pensar que nunca puedes hacerle nada agradable a tu perro. Nada de eso. ¡Disfruta de él y con él! Pero usa tu cabeza, entiende por qué actúas así.
Fuente: http://www.escuelacaninamaya.com