Con el calor y las lluvias proliferan amenazas al bienestar de nuestros perros. Es común que en época de altas temperaturas las mascotas se infesten de parásitos como garrapatas y pulgas, problema al que las lluvias suman el riesgo de que un mosquito les inocule larvas del gusano del corazón. Bañar regularmente a los animales es una medida que ayuda a controlar la presencia de garrapatas, que ahora “es imposible que no tengan”, advierte Alberto Us Segovia, médico veterinario zootecnista de la Clínica Veterinaria Mérida.
“Antes, en temporada de frío se dejaban de reproducir y bajaba un poco la población; ahora, con calor todo el año, se están reproduciendo de forma constante”, dice. Las temperaturas elevadas crean un ambiente favorable para la proliferación del ectoparásito (organismo que vive en el exterior de otro y a expensas de éste). Las consecuencias para la salud del animal van desde problemas dermatológicos hasta enfermedades infecciosas.
Garrapatas. El médico veterinario explica que cuando el perro se rasca y el parásito se desprende aparece una lesión que llegaría a ser grave en los animales sensibles.
Debido a la constante extracción de sangre por la garrapata la mascota también puede presentar anemia (disminución de glóbulos rojos) o trombocitopenia (baja de plaquetas). El riesgo más preocupante es la transmisión de las bacterias que originan males como la erliquia, el anaplasma y el piroplasma.
Pulgas. El veterinario Us Segovia indica que las consecuencias más comunes de la presencia de este parásito son los problemas dermatológicos. Hay perros capaces de tolerar las picaduras, pero otros pueden desarrollar dermatitis alérgica y sufrir llagas y caída de piel. El profesional agrega que la pulga, a diferencia de la garrapata, no es una gran amenaza para la salud humana. Sin embargo, si la mascota acostumbra subirse a los muebles o la cama podría dejar ahí parásitos que picaran a las personas, con consecuencias para quienes sean alérgicas.