ANTIBIÓTICOS: ¿EL HUEVO, LA CARNE Y LA LECHE CONTIENEN RESIDUOS DE ESTOS?

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Desde el descubrimiento de la penicilina el 28 de Septiembre de 1928 por Alexander Fleming, este antibiótico o antimicrobiano ha sido utilizado para tratar muchas enfermedades que aquejan al ser humano. Posteriormente con el descubrimiento y uso de otros productos de este tipo, el panorama de la salud humana cambió significativamente, especialmente desde los años cuarenta del siglo pasado.

La resistencia al efecto de antimicrobianos se observó por primera vez en los años cincuenta del siglo veinte en cepas de Staphilococcus aureus resistentes a la penicilina. A partir de entonces organizaciones mundiales de salud (OMS, OIE) y científicos de varias disciplinas e instituciones, fueron comprobando que esa resistencia era cada vez más frecuente en pacientes hospitalizados con enfermedades causadas por bacterias.

Desde que se observó este fenómeno de resistencia bacteriana, los esfuerzos y recursos empleados para conocer los mecanismos (genéticos, bioquímicos y otros) que usan las bacterias para resistir el efecto de los antibióticos y como combatirlos, han sido enormes. Políticas de uso y esfuerzos legislativos en ciertos países se han encontrado con obstáculos que hasta ahora parecen infranqueables, especialmente por la magnitud del problema y la limitada capacidad de legislar, supervisar y hacer cumplir.

El escenario vino a complicarse porque, además del uso indiscriminado de antibióticos para controlar enfermedades en humanos, el uso frecuente, global y también indiscriminado de estos productos en animales para obtener más eficientemente alimentos (carne, leche y huevo), incrementaba la resistencia a varios antibióticos de uso común en humanos y animales. Finalmente las compañías farmacéuticas redujeron drásticamente las inversiones en la búsqueda de nuevos antimicrobianos por la alta inversión y baja redituabilidad por producto descubierto.

Esta semana en las diferentes secciones de nuestros cibermedios www.redmidia.com, los lectores podrán leer algunos artículos de publicación reciente que consideramos representativos de los cientos de reportes en la literatura científica y popular.

Iván R. Balconi, PhD
Midia Digital

ANTIBIÓTICOS EN ALIMENTOS: RIESGOS Y ALTERNATIVAS DE UNA PRÁCTICA POLÉMICA

El uso indiscriminado de antibióticos en alimentos podría ser una de las causas -junto con su abuso terapéutico- de la creación de ‘superbacterias’ resistentes a la medicina existente. Un problema que ya alertó la OMS y todavía no tiene suficiente regulación. Los probióticos como alternativa

En la producción animal los antibióticos se utilizan con dos fines bien diferenciados, el más conocido es el terapéutico y/o profiláctico, pero el más peligroso es cuando son aplicados como promotores de crecimiento donde se administran en dosis subterapéuticas de forma continua. Estas dosis bajas pero permanentes durante toda la vida del animal, se utilizan para controlar la flora intestinal lo que se traduce en un mayor aprovechamiento de los nutrientes y un aumento considerable de peso.

A través de la carne, la leche o los huevos, por ejemplo, los seres humanos incorporan antibióticos por partida doble. Según indicó a Infobae la ingeniera Norma Vázquez, gerente de gestión de calidad de Laboratorios Amerex, una empresa pionera en aplicación y desarrollo de microbiología industrial y comercialización de fermentos naturales aplicables a productos alimenticios, en Argentina todo tipo de carne: vacuna, porcina, aviar y pescados, además de huevos y leche, están expuestos a este tipo de procesos.

Según una gran corriente médica y científica, uno de los efectos más alarmantes de ese abuso, es la aparición de gérmenes antibióticos resistentes, que no responden a la medicina existente y crean la necesidad cada vez mayor de desarrollar nueva medicación. A través de este uso indiscriminado, destacó Vázquez, ‘se crean cepas de bacterias resistentes a los antibióticos, lo que implica que una infección, tanto en animales como en humanos, causada por una de esas bacterias es muy difícil de tratar’.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS