El origen del perro ¿De dónde viene?

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A pesar de que el origen del perro ha sido objeto de numerosas investigaciones, todavía nos quedan muchas preguntas por responder acerca de la historia del que sin duda es el animal doméstico por excelencia.

¿Te has preguntado alguna vez de dónde viene el perro? ¿Cuántas razas de existen? ¿Qué relación existe entre el perro y el lobo?

Las aproximadamente 400 razas de perros muestran una enorme diversidad de formas y tamaños, hasta el punto de que el perro doméstico es el mamífero más diverso de cuantos existen. Por eso muchos científicos piensan que el perro procede de más de una especie de cánido salvaje. Los estudios genéticos, sin embargo, han demostrado que todas las razas de perro sin excepción proceden de un único antepasado salvaje: el lobo. En realidad, el lobo y el perro son tan similares que algunos autores han sugerido que deberían considerarse la misma especie.

Hasta hace poco tiempo se pensaba que la domesticación del perro tuvo lugar hace unos 14.000 años. Esta suposición se basaba en que los restos más antiguos de perros que se habían encontrado tenían, precisamente, esta antigüedad. Sin embargo, una serie de trabajos de genética molecular realizados a finales del siglo pasado llevaron a algunos científicos a sugerir que el perro tenía en realidad un origen mucho más antiguo, que se remontaba a 135.000 años atrás. Hace poco, este dato se ha revisado y se considera que una antigüedad de entre 30 y 40.000 años es más plausible. De lo que no parece haber ninguna duda es de que el perro es el animal doméstico más antiguo.

A pesar de que el perro y el lobo comparten muchas características, no cabe duda de que también son muy diferentes. Según parece, a lo largo del proceso de domesticación los seres humanos han seleccionado –de forma consciente o no- aquellos individuos que mostraban una serie de rasgos de conducta propios de los animales jóvenes, como la tendencia a jugar, entre otros. El resultado de este proceso es que el perro doméstico adulto muestra un comportamiento similar al de un lobo, pero no al de un lobo adulto, sino al de un lobo joven. Este fenómeno se conoce técnicamente como neotenia y se define como la retención de caracteres juveniles en la edad adulta. Muchas de las diferencias de comportamiento entre el perro y el lobo son consecuencia de la neotenia. Además, existen algunas evidencias que indican que las diferentes razas de perros difieren en su grado de neotenia, de modo que algunas tendrían un comportamiento más “infantil” que otras.

Lo que resulta tal vez más fascinante es que la evolución del ser humano ha resultado también en un proceso de neotenia en nuestra especie. Así pues, en cierto modo los seres humanos y los perros compartimos no sólo varias decenas de miles de años de convivencia, sino también algunos rasgos biológicos.