Filogenética del gato domestico

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El gato doméstico es un animal prolífico y cosmopolita, ya que vive en la mayoría de hábitats del planeta. La domesticación del gato probablemente comenzó cuando el hombre dejó de ser nómada y empezó a plantar semillas y paso a un modo de vida agricultor. La relación humano/gato era beneficiosa por el control de los roedores. Y aunque muchos de esos gatos se convertían en mascotas, en realidad el gato no sufrió una verdadera domesticación, en el sentido estricto. Los gatos modernos permanecen siendo bastante autosuficientes, con sus capacidades cazadoras casi inalteradas, incluso en gatos muy afectuosos.

Los gatos se esparcieron a lo largo de todo el Viejo Mundo, probablemente a través de las rutas clásicas de mercadeo. Incluso a pesar de esta expansión, el gato se mantuvo increíblemente similar a sus ancestros salvajes tanto en forma como en funciones, ya que eran esas particularidades las que resultaban tan útiles a la agricultura humana. El flujo genético entre los gatos ferales y los domesticados, o entre los gatos modernos y los silvestres, no tiene efectos negativos en el papel del gato como pequeñ;o carnívoro del ecosistema. De hecho, el pool de gatos ferales y domésticos que rodean pueblos y ciudades resulta beneficioso para el control de plagas.

Todos estos motivos llevan a que el ímpetu por cambiar al gato fuera, cuanto menos, inexistente, ya que era casi perfecto para la tarea que se le tenia asignada. Sin embargo, aunque no había grandes razones para hacerlo, ciertos tipos de gatos fueron artificialmente seleccionados en diversas regiones del mundo. Es muy interesante señ;alar que estos criterios eran en su mayoría, estéticos, por el pelo, color o patrones y mucho menos por una función práctica (como se realizó en el caso del perro, por ejemplo). Era obvio incluso para los antiguos, que el gato es un animal lleno de belleza y gracia.

El pequeñ;o número de gatos que han sufrido la selección artificial se denominan “Purebreed cats” , cuya traducción literal sería así como “gatos purasangre” o “gatos de raza”, y aparecieron con el fin de mantener una característica en concreto de manera aislada, pura. De las todas las razas reconocidas por la Cats Fanciers´Association (CFA), son 16 las razas catalogadas como “naturales”, que se piensa que son variantes regionales que aparecieron mucho antes de la moda de criar animales de raza. El resto de razas se han desarrollado en los últimos 50 añ;os y suelen ser derivadas de las razas naturales con alguna variación genética simple respecto a la original. Este hecho es muy diferencial respecto a la cría de otros animales domésticos, que han sufrido durante milenios una intensa sección artificial que atañ;e aspectos del comportamiento animal, producción, físico y adaptación, lo cual involucra una intensa remodelación genética.

Un estudio reciente sobre la filogenética del gato concluyó que el gato doméstico es producto de un solo evento de domesticación ocurrido en el cercano Este, pero no se han identificado otras zonas de domesticación dispersa a partir de esa inicial.

En 2008 se realizó un estudio genético con el fin de dilucidar tres aspectos de la filogenética del gato: el primer aspecto a estudiar era el viaje del gato desde Europa hasta América. El segundo objetivo era medir cualquier cambio en la diversidad genética del gato que hubiera ocurrido después de las primeras domesticaciones. Y el tercer objetivo era medir cualquier pérdida de diversidad genética ocurrida en la creación de las razas contemporáneas.

Para llevar a cabo este estudio, se recopilaron datos genéticos de más de 1100 gatos, representativos de 17 poblaciones de gatos domésticos (sin raza) dispersos por Europa, Mediterraneo, Asia, Africa y América, asi como 22 razas bien reconocidas, incluyendo razas “fundacionales o naturales” y razas más modernas. Se utilizaron marcadores de microsatélites genéticos polimórficos (unas zonas del DNA muy cambiantes y que ayudan al estudio de los cambios en el DNA y por tanto a saber que ha ocurrido con la genética).

Mediante un estudio estadístico de las poblaciones de gatos sin raza, se encontraron 4 agrupamientos principales: Europa Occidental, Europa Mediterránea, Asia y África el Este. Los gatos del África del Este y Asia eran más cercanos entre si, seguidos por los Mediterráneos y por último los Europeos (que eran muy similares a los Americanos).

Esto concernía a los gatos sin raza, pero al añ;adir al análisis estadístico los gatos de raza (para ver la relación más primigenia entre gatos ferales y gatos criados selectivamente), se encontró que las razas Asiáticas (Burmés, Siamés, Singapura, Korat) y del Este de África diferían mucho del resto de gatos. El siguiente nivel de diferenciación indicaba que existían varios agrupamientos, las razas Surasiáticas, Europeas , Africanas, Norasiáticas y Mediterráneas. Por ejemplo, se vió que los gatos de raza Singapura eran una mezcla de gatos de origen asiático y europeo. Los gatos domésticos americanos eran idénticos a los gatos Europeos. Los gatos italianos parecían una mezcla de gatos Europeos y Mediterráneos. De los gatos Asiáticos, solo el Bobtail Japonés se agrupaba con los gatos Europeos, aunque con alguna influencia asiática. Las dos razas originarias de los Estados Unidos, el Maine Coon y el Amercan Shorthair, se agrupaban con los gatos Europeos. Curiosamente, el gato Persa se agrupó con los gatos Europeos (se creía que el Persa era eso… de Persia). El Sokoke, una raza Africana, se vió muy relacionado con los gatos salvajes de Kenya.

Los gatos salvajes , también incluidos en el análisis, mostraban la mayor similaridad con los gatos Mediterráneos.

Mediante otros análisis estadísticos diferentes, la conclusión se confirmó: el agrupamiento de gatos asiáticos era el más diferencial respecto al resto de gatos, formando además un grupo muchos más “disperso” y heterogéneo, mientras que los gatos Europeos formaban un grupo más cerrado y compacto, al igual que ocurría con los Africanos y Mediterráneos. Los gatos de raza Abisinio, asi como los ferales de Sri Lanka y Arabia parecían ser la “frontera” entre gatos europeos y asiáticos.
La mayor diversidad genética se encontró e los gatos del Mediterráneo, seguido de los asiáticos.
A continuación se analizaron las relaciones entre las razas. El método utilizado separó las razas en agrupamientos. Sorprendentemente, las parejas de razas Singapura/Burmés, Havana Brown/Siames, Korat/Birmano y Exótico/Persa, no fue posible distinguirlas como razas independientes. Dos razas muy relacionadas geográficamente, el Angora Turco y el Van Turco fueron fácilmente diferenciadas. Los Burmeses parecían compartir orígenes con los Siameses y los Korats. Los Korats y los Birmanos también parecían estar muy relacionados. Cinco razas (British, Exótico, Bosque de Noruega, Persa y Siberiano) mostraron subdivisiones internas, indicando múltiples linajes dentro de la raza.

El estudio genético demostró que la diversidad genética de las razas era menor que la de los gatos sin raza. Algunas razas, como el Burmés, Havana Brown, Singapura y Sokoke tenían muy poca heterocigosidad, mientras que los Siberianos eran casi tan heterocigotos como los gatos sin raza. El coeficiente de inbreeding, la riqueza de alelos y el número de alelos por cada locus seguían la misma tendencia.

¿Qué conclusiones se sacaron de todo esto?

Desde hace mucho tiempo se situaba a la cuenca del Mediterráneo como el lugar donde se inció la domesticación del gato. Estudios anteriores, que usaban secuencias de DNA de mitocondrias (un orgánulo de las células) y microsatélites, se habían utilizado para determinar el origen de la domesticación del gato. El estudio del que hablamos, divide la población mundial de felinos en cuatro grupos: Asia, Mediterraneo, Europa y África (la población americana es idéntica a la europea, indicando que los gatos del Nuevo Mundo probablemente viajaron con los europeos y no ha habido selección artificial que los diferencie).

La diversidad genética del área Mediterranea se ha mantenido constante, probablemente debido a que desde la antigüedad, se ha tratado de un área plagada de caravanas, barcos y civilizaciones en constante intercambio. Aunque los gatos del Mediterráneo tienden a ser bastante uniformes, se pueden señ;alar algunas diferencias interesantes: por ejemplo, los gatos italianos y tunecinos son una mezcla de Europeos y Mediterraneos, un hecho que puede ser contrastado históricamente por las relaciones de Túnez con el resto de Europa. Los gatos de Sri Lanka y Singapur son una mezcla de gatos del sur de Asia y Europa. Sin embargo, algunos gatos de Singapur no parecen ser hibridos, sino una especie de mezcla de muchos otros gatos. Esto puede ser debido al colonialismo británico de la isla, o a la importación. Los gatos de Sri Lanka y los Abisinios están en la frontera genética de los gatos asiáticos, quizá por las rutas marítimas desde e Arabia o bien por las colonias que había en esa zona.

La diferencia de los gatos asiáticos respecto al resto de gatos, es indicativa de que los primeros gatos domésticos alcanzaron Asia relativamente pronto, para después sufrir una especie de aislamiento por un tiempo prolongado. Además, esta población asiática está bastante segregada internamente, tanto hablando de razas como de gatos sin raza, cosa que no ocurre con los gatos del Mediterráneo o los Europeos.

Los gatos sin raza tienen la mayor variabilidad, debido a que su población es más grande, su libertad para migrar y la falta de selección artificial. Pero los gatos con raza presentan la mayor variación entre poblaciones, indicando que son más fácilmente distinguibles. La heterocigosidad de los gatos con raza es un 10% menor que la de los gatos sin raza, que a su vez es un 10% menor que la de los humanos. Parece que los gatos están mas aislados genéticamente que los humanos, probablemente debido a la geografía, y que la varianza se debe a la intensiva selección artificial. Los Burmeses y los Singapura son las dos razas con menos heterocigosidad y el mayor coeficiente de inbreeding, reflejando una selección muy fuerte. El Siberiano, tiene la mayor variación, casi comparable a los gatos sin raza, lo cual es debido a que en su origen se usaron una gran cantidad de gatos fundacionales. El Sphynx, una raza que deriva del Devon Rex, tiene también una alta diversidad genética.

Estos datos son muy interesantes y pueden servir para muchas cosas. En primer lugar, conocer las poblaciones felinas ayuda al manejo de enfermedades, que se dan con mayor o menor frecuencia en diversas poblaciones felinas. También puede servir de orientación en la cría de determinadas razas, por ejemplo, los criadores de Burmeses y Singapuras deberían estar precavidos de la baja diversidad genética de su raza, asi como los de Siberianos, tratar de mantenerla mientras establecen la raza. Estos datos sirven lo mismo que para los animales salvajes en peligro de extinción, para saber manejar la dinámina genética y mantener la salud de las poblaciones felinas, ayudar a la supervivencia de las mas escasas o ampliar el pool genético.

Del estudio se verifica que las razas felinas fundacionales son distinguibles genéticamente en un 95% de precisión de las demás razas. Una de las razas más antiguas, el Persa, se ha utilizado para el desarrollo de otras razas, por ejemplo para obtener ejemplares con la cabeza más redondeada (braquicéfala). Por ejemplo, el Exótico es un Persa de pelo corto, demostrado por el estudio genético que los hace casi indistinguibles. El gato con la cabeza más afilada (dolicocéfalo) es el Siamés, y también se ha usado en la formación de los Orientales, Havana Brown y otras variantes de pelo largo. Aunque se reconocen como razas aparte, apenas una variante los separa, y son indistinguibles genéticamente.

Lo mismo ocurre con el Burmés y el Singapura. Es decir, que los marcadores genéticos que se han usado en este estudio son incapaces de diferenciar estas razas.

Los datos muestran que casi todos (pero no todos) los gatos fundacionales o de razas modernas se han originado a partir de gatos sin raza de la región correspondiente. Un ejemplo reciente es el Siberiano, que tiene parientes muy cercanos genéticamente en los gatos sin raza de Alemania o Finlandia. Los Van Turco son similares a los gatos sin raza de Turquía, Israel y Egipto. Y el Sokoke se parece mucho a los gatos de las islas keniatas de Lamu y Pate.

El Persa es quizá la raza reconocida más antigua, seleccionada para el más extremo fenotipo, que involucra un trabajo extenso en muchos genes. Aunque es posible que el antiguo Persa viniera de Persia, el moderno Persa nada tiene que ver genéticamente con los gatos de ese lugar. Ocurre algo similar con el Bobtail Japonés, que no tiene origen japonés. Y el Mau Egipcio parece estar perdiendo su origen debido a la influencia Europea.

El estudio finaliza con una advertencia para los criadores modernos. El desarrollo de una raza debe hacerse muy despacio y manteniendo todo el potencial genético. Se han identificado 20 desórdenes genéticos en los gatos modernos, y todos en gatos de raza. Por muchos atajos que se quieran tomar, la realidad es que los planes de cría deben hacerse de manera eficiente, anteponiendo la diversidad genética a cualquier otro motivo, ya que es el futuro sustento de una raza.

Fuente: http://todosobremigatoblog.blogspot.mx/2013/04/filogenetica-del-gato-domestico.html