Mi perro me ha mordido: causas y soluciones

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Las agresiones por parte de perros ocurren a menudo con niños debido, sobre todo, a desinformación sobre la conducta del perro

El hecho de que el perro nos enseñe los dientes, gruña o haga amago de mordernos no es motivo de broma o un asunto sin importancia. Si estas conductas no se atajan a tiempo, pueden convertirse en un comportamiento problemático que el perro tome por costumbre para resolver cualquier cuestión que le incomode. Es posible que reaccione así ante algo tan cotidiano como sentarse en un sofá.

En su mayoría, cuando el perro muerde a sus dueños, se debe a malos entendidos originados por el desconocimiento de las personas sobre la conducta del perro y por un exceso de permisividad con las malas conductas del animal, asegura Miguel Velasco, educador y adiestrador canino.

Los problemas con los perros pueden surgir si las normas no están establecidas de manera correcta

Los problemas pueden surgir si las normas no están establecidas de manera correcta, es decir, si hay demasiada permisividad con el perro que gruñe o enseña los dientes a sus dueños. También puede ocurrir que no se le impongan unos límites y unas normas, como no ladrar de manera continua y por sistema.

Hace 10.000 años que los humanos conviven con los perros, toda una historia de amistad y trabajo en común que puede quedar cuestionada de manera injusta por situaciones de incomprensión puntuales, que en ocasiones acaban en agresión. Por ello, no sería realista ni justo generalizar y pensar que los perros son por naturaleza agresores de personas. María Esther Blanco, asesora de la empresa de seguros para perros Kalibo, explica que ‘la mayoría de los incidentes se producen entre los propios perros que se pelean en los parques, el porcentaje de partes por agresiones de perros a personas no es significativo’.

Agresiones de perros y organización social de la manada

El perro es un mamífero que ha tenido que adaptarse a las normas sociales humanas. Todos los actos que lleva a cabo en estado salvaje, como buscar alimento, reproducirse o defenderse, están regidos por reglas jerárquicas. El animal dominante o líder estabiliza al grupo y así se supera la agresividad en la manada. En este tipo de organización está basada la relación entre seres humanos y perros, es decir, la mujer y el hombre son los líderes de la manada según la percepción del perro.

Hoy en día, la vida del perro en la jauría es casi insignificante. Los perros se relacionan sobre todo con las personas y, en muchas ocasiones, en espacios reducidos como los pisos en la ciudad. Esta situación, antinatural para el perro, puede ser un caldo de cultivo para que surjan problemas de conducta como las agresiones a los dueños, si no existen unas bases correctas para la convivencia, como la educación, mucha comprensión y cariño, así como una correcta relación y comunicación o una adecuada socialización del perro.

En la jauría pueden registrarse peleas y enfrentamientos por rivalidad jerárquica, por ello es importante que los dueños dejen muy claro que son los líderes de la manada. En ocasiones, el perro gruñe, enseña los dientes y ladra, pero ello no implica que piense atacar, solo advierte de que está enfadado y hace un despliegue de sus armas para amenazar y evitar las agresiones.

Perro ladrador, poco mordedor

El conocido refrán ‘perro ladrador, poco mordedor’ tiene gran parte de razón. Un perro que ladra a una persona le avisa de que tiene miedo y se siente inseguro, pero el ladrido se queda en una mera declaración de intenciones, no habrá agresión.

Miguel Velasco asegura que los perros pequeños, los más habituales en los hogares españoles, son los que más muerden. Les siguen los perros mestizos (mezcla de varias razas), los pastores alemanes y, por último, los de razas consideradas peligrosas o de gran tamaño. En el caso de los pastores alemanes, aclara el adiestrador, se debe a que es un perro frecuente en los hogares españoles, bien de raza Pastor Alemán o bien mezcla de ella. En cuanto a los perros pequeños, señala que ‘son cruces que tienen muy mal carácter, porque son muy territoriales’, y destaca un aumento en las consultas relativas a Shar Pei, Chow Chow y Cocker, ‘aunque estos últimos menos que antes’.

Las principales causas de comportamientos que conllevan agresión son:

Dominancia o intento de ser el líder de la manada.
Sentir dolor o malestar físico.
Miedo.
Defender el territorio o el alimento.
Cuando la perra defiende a sus cachorros.
Cuestiones relacionadas con el sexo en la época de celo.
Cuestiones ambientales, como las altas temperaturas o el hacinamiento.
Enfermedad, como la neurosis.
Estos son algunos de los desencadenantes que llevan a la agresión, aunque puede haber muchos otros, incluso la carga genética del perro, es decir, nace con determinado carácter que implica ser poco sociable, territorial y celoso. En estos casos, hay que saber llevar muy bien las riendas de la convivencia por parte de los dueños para evitar problemas.

La enfermedad que conlleva dolor también puede ser una causa por la que el perro se muestra agresivo. Si el animal sufre alguna enfermedad que no hemos detectado, como otitis o dolor en las articulaciones por causas como la artrosis, hay más probabilidades de que reaccione de manera agresiva cuando se le molesta o se le toca en la zona dolorida. Estas situaciones son más habituales en perros que siempre han tenido un carácter tranquilo, afable y equilibrado y que en un momento dado muestran conductas agresivas. El veterinario será quien mejor determine si el perro sufre algún tipo de dolencia que afecta al comportamiento del animal.

Agresiones de perros a niños

Los niños y los perros pueden formar un tándem perfecto como compañeros de juegos y amigos, pero cuando están juntos, deben estar supervisados por adultos, sobre todo si el niño es de corta edad o el perro acaba de llegar a casa. Según un estudio realizado en la ciudad norteamericana de Baltimore, el 60% de las personas mordidas por perros tenía menos de 15 años, a pesar de que este grupo de edad constituye un 30% de la población. Según otros estudios realizados en este sentido, el grupo de edad con mayor riesgo de ser mordido por un perro es el conformado por niños entre 5 y 9 años de edad. Esta circunstancia ocurre dos veces más en niños que en niñas.

La razón por la cual los niños tienen más posibilidades de sufrir la agresión de un perro, en especial los varones, es que dedican más tiempo que los adultos a jugar y relacionarse con el perro. Por otro lado, los canes detectan en el niño diferencias de comportamiento, tamaño, e incluso, en el timbre de voz, con respecto a un adulto. Esto les puede crear dudas e inseguridades que se reflejen en sus reacciones.

De todas maneras, una agresión se debe a varios factores y no a una única circunstancia: el carácter del perro (celoso, territorial), un niño a quien no se ha advertido de cómo comportarse y tratar a su perro o unos adultos que no supervisan la relación niño-perro de manera correcta.

En ocasiones, los problemas de conducta de los perros no se pueden solucionar en casa y se necesita ayuda para dilucidar cuál es la causa de las agresiones y cómo solucionar el problema.

El 60% de las personas mordidas por perros tiene menos de 15 años

El veterinario puede recomendar a un etólogo que reconduzca la situación. Cuanto antes se tomen medidas, más fácil resultará obtener resultados satisfactorios. Al fin y al cabo, como dicen el refrán: ‘El perro es el mejor amigo del hombre’.

Consejos

Frente a los primeros indicios, tomar medidas y no dejar que se repitan situaciones de intentos de agresión o mordeduras.

Descartar en la consulta veterinaria posibles dolencias físicas que afecten al comportamiento inadecuado del perro.

Socializar de manera correcta al perro para que desde cachorro se acostumbre al trato con otros animales y personas.

Si hay niños en casa, enseñarles cómo deben comportarse con el animal. La premisa principal es respetarlo.

Fuente: http://www.consumer.es/web/es/mascotas/perros/convivencia-y-psicologia/convivencia/2012/03/20/208049.php