En este documento, que está dirigido a los novatos, tratare de explicar todos los pasos que deberemos de dar para obtener nuestra primera colonia.
Los temas que trataremos serán: 1.- Construir mi propio terrario-hormiguero, 2.- Conseguir una reina apta, y 3.- Requerimientos de la colonia.
1.- Construir mi propio terrario-hormiguero:
A la hora de construir un hormiguero el único límite lo pone tu imaginación (y tu maestría haciendo manualidades).
El hormiguero casero más típico es el sándwich de cristal. Su construcción es bastante sencilla y únicamente necesitaremos un par de planchas de cristal o cualquier otro material transparente como por ejemplo metacrilato (este último mucho más resistente a golpes). Estas planchas se colocan una frente a la otra dejando un hueco de separación entre ambas de aproximadamente 1cm. Ambas planchas se pueden unir con filos del mismo material o bien se pueden usar otros materiales como por ejemplo listones de madera. Personalmente recomiendo esta última opción, es decir, usar cuatro listones de madera (que constituirán los bordes del terrario) en los cuales irán embebidas las dos planchas de cristal, metacrilato… (las paredes).
En las paredes laterales del hormiguero se le suele practicar un agujero donde se coloca un tubo de suficiente diámetro como para permitir el paso, sin problemas, a las hormigas. Esto nos permitirá conectar nuestro terrario-hormiguero con futuros hormigueros o bien con un cajón de forrajeo para las hormigas. Además se suele introducir otro tubo, en este caso para proporcionar humedad a la colonia. Para evitar la salida del agua excesivamente rápida este tubo se tapona con algodón. Uno de los problemas de este sistema es que este algodón es fácilmente colonizado por hongos y otros patógenos por lo que deberemos de renovarlo al menor síntoma de infección.
Si os gusta tenerlo todo controlado también podéis practicar otra pequeña incisión en uno de los laterales para insertar en ella un termómetro y poder saber en todo momento la temperatura del hormiguero.
Hasta aquí hemos visto como se debe de construir el terrario y aunque se puede dejar vació (libre de sustrato alguno) lo verdaderamente interesante es tenerlo relleno con algún tipo de sustrato.
Obviamente la tierra es un sustrato excelente (al menos para las hormigas subterráneas). Lo idóneo es usar la misma tierra donde generalmente se encuentra la especie que albergara nuestro terrario pero casi cualquier tipo de tierra nos dará el apaño. Subrayo este casi cualquier tipo de tierra, pues se debe de evitar el uso de tierras ricas en humus y materia orgánica en general (el mantillo de uso en jardinería no sirve). La tierra es recomendable que sea lo más pobre posible en materia orgánica pues de esta forma evitaremos la aparición de hongos en nuestro hormiguero.
En cualquier caso sea el tipo de tierra que sea, esta debe ser tamizada para eliminar pequeñas piedras y restos orgánicos, y posteriormente debe ser esterilizada para mayor precaución. Para esterilizarla nos valdremos de un microondas, para ello únicamente deberemos introducir la tierra en el microondas a máxima potencia durante un par de minutos tras los cuales la dejaremos enfriar en el congelador durante unos 10-15 minutos. Es conveniente repetir el proceso como mínimo 2 veces así como humedecer y homogenizar la tierra antes de cada pasada por el microondas.
Una vez se ha realizado este proceso de esterilización podemos rellenar nuestro terrario con la tierra. Es conveniente verter la tierra totalmente seca para evitar manchar los cristales, lo cual nos podría restar visibilidad en un futuro.
En vez de tierra podemos utilizar otros sustratos como por ejemplo el yeso. En este caso seremos nosotros los encargados de hacer las cámaras y galerías.
También podemos optar por rellenar todo el hormiguero de cámaras interconectadas hechas de madera. Estas cámaras pueden ser a su vez rellenas de tierra o cualquier otro sustrato (recordar siempre se debe de esterilizar el sustrato).
Como ya comentamos uno de los tubos que penetran en nuestro hormiguero puede ser usado para conectarlo con un segundo hormiguero o bien con un cajón de forrajeo para las hormigas.
2.- Conseguir una reina apta:
El núcleo de cualquier colonia es la reina ya que ella es la única capaz de engendrar obreras y otras castas. Por lo tanto para comenzar nuestra colonia únicamente necesitaremos una reina.
Aunque no sirve cualquier reina, la reina que cojamos debe estar fecundada o no nos servirá de nada. Las reinas fecundadas únicamente se diferencian de las no fecundadas en que las primeras pasado un tiempo (unas pocas horas, generalmente) pierden las alas.
Para conseguir una reina solo deberemos de darnos una vuelta por el campo tras un día de lluvia, especialmente con las primeras lluvias de otoño y primavera. Antes y después del verano (primavera y otoño) es cuando salen hembras y machos pertenecientes a la casta real (alados) con el objeto de aparearse y establecer nuevas colonias.
Los alados comienzan a emerger del hormiguero arremolinándose alrededor de la entrada y llegado el momento emprenden el vuelo para reunirse con alados de otros hormigueros. Una vez que una hembra y un macho, ambos alados (pertenecientes a la casta real), de distintos hormigueros se encuentran inician, generalmente, un vuelo nupcial tras el cual el macho fecundara a la hembra (no todas las especies hacen vuelo nupcial).
Una vez que la hembra es fecundada, esta deja de volar y se aleja andando en busca de una buena situación para su futuro hormiguero. Esta andadura la realiza con las alas extendidas lo que provoca su rotura, si las alas no terminan de romperse ella misma se las arrancara.
Hasta aquí hemos comentado donde y cuando conseguir una reina así como diferenciar entre reinas fecundadas y la no fecundadas, pero ¿como la diferencio de los machos? Los machos suelen ser de menor tamaño que las hembras aladas (un poco mas grande que la ‘obrera estándar’) además las hembras aladas tienen un mesosoma (‘tórax’) muy abultado y un gran gaster (‘abdomen’). Al principio sin haber visto nunca una reina seguramente os cueste un poco localizarlas aunque en cuanto halláis visto un par de ellas y halláis tomado práctica veréis que no es tan difícil.
3.- Requerimientos de la colonia:
En los comienzos, cuando la reina es el único componente de la colonia, los requerimientos se reducen casi exclusivamente a mantener la humedad aunque podéis dejar un pequeño trocito de alimento vigilando siempre que no se pudra (si esto ocurre, sustituirlo por uno nuevo). Algo también importante es la oscuridad, como mínimo las cámaras de cría y real deben de estar en completa oscuridad. Podéis pegar un trocito de cartulina negra para impedir la entrada de la luz a estas zonas, cuando las queráis ver solo tendréis que despegarla.
En lo que respecta a la humedad podéis, como ya se dijo anteriormente, conectar el interior del hormiguero con un tubo relleno de algodón y a su vez conectado a un recipiente con agua. Aunque recordar que con este método el algodón tarde o temprano se pudrirá por lo que deberéis reemplazarlo, por este motivo deberéis de ingeniárosla para hacer que este sistema se pueda extraer del hormiguero. Mi consejo es usar un tubo de gran calibre que se encuentre fijo a un lateral del hormiguero conectando el interior con el exterior y a través de este tubo metáis un segundo tubo de menor calibre y relleno de algodón, por último se sella bien los espacios entre ambos tubos usando cinta de teflón (cinta adhesiva que se usaba en fontanería para sellar los empalmes; de venta en cualquier tienda de fontanería).
La alimentación es más complicada, las hormigas básicamente pueden ser granívoras (comedoras de semillas), insectívoras (comedoras de insectos), mieleras (se alimentan de secreciones azucaradas de larvas de insectos u hongos) u omnívoras (comen de todo). Evidentemente según el tipo de alimentación que tengan las deberás de alimentar de una u otra forma, nadie te puede decir que comen tus hormigas y solo tu puedes averiguarlo: obsérvalas en la naturaleza cerca de donde la cogiste para ver de que se alimentan.
Recomiendo empezar con hormigas granívoras pues son las más fáciles de alimentar, en cualquier semillería o pajarería puedes comprar semillas. En cambio mantener reservas de insectos en casa para alimentar a las insectívoras puede ser una odisea. En el caso de las mieleras con un tarro de miel tendremos para alimentarlas durante bastante tiempo.
Las hormigas no insectívoras, debido al tipo de alimentación, presentan un déficit en proteínas lo cual debe ser compensado añadiendo de forma más o menos regular, en función del tamaño de la colonia, un insecto al cual no dudaran en devorar. Sin embargo debéis de tener precaución pues los insectos muertos son fuentes de infecciones y tras un par de día deberéis de retirar lo que quede del insecto incluso si no lo han tocado pues de lo contrario se pudrirá. Si no lo han tocado esperar un par de meses para echarle otro insecto. Otro método alternativo a los insectos muertos es el uso de patees de hígado sin embargo debe ser natural, nada de conservantes y aromas, pues de lo contrario las hormigas lo ignoraran (ir probando con distintas marcas hasta que alguna les agrade).
En el tema de la alimentación me gustaría matizar que durante las primeras fases, colonias inferiores a 50 o 100 individuos, no requieren de grandes cantidades, especialmente de proteínas, sin embargo esto cambiara en cuanto la población de la colonia se dispare. No abuséis en exceso echando comida o aparecerán hongos en la colonia.