Psicodermatología: aproximación multidisciplinar a los trastornos compulsivos caninos

0
1480

El término trastorno obsesivo compulsivo (TOC) fue introducido en medicina veterinaria en 1991 a partir de un artículo de Goldberger y Rapoport aparecido en la publicación de la American Animal Hospital Association.1 Hasta los años 90, la literatura existente se había centrado sobre todo en animales de laboratorio y de granja, no existiendo estudios específicos al respecto ni en animales de zoológico ni domésticos, aunque sí había referencias de que su padecimiento podía afectar al bienestar de los mismos.

De forma más reciente, algunos autores han establecido una relación directa entre el estrés y la manifestación de cuadros clínicos diversos. Así, en el año 2011, Buffington y sus colaboradores describen por primera vez el Síndrome de Pandora, el cual engloba un conjunto de patologías crónicas, recurrentes e idiopáticas que afectan a la función (y no exclusivamente a la estructura) del órgano o los órganos implicados.2,3 Para poder determinar que estamos ante un Síndrome de Pandora se deben tener presentes los siguientes aspectos:2,3

En el presente artículo se abordan de forma integral la etiología, el diagnóstico y el tratamiento de los trastornos compulsivos más frecuentes en el perro, prestando especial atención a aquellos que tienen que ver con otra especialidad y entidad clínica, la dermatología. Muchas de estas dolencias son difíciles de controlar, en gran parte debido a su origen multifactorial, lo que implica la necesidad de colaboración entre los distintos especialistas para llegar a un diagnóstico concluyente y un tratamiento exitoso.

  • Los síntomas que presenta el paciente son de carácter crónico.
  • Además de los signos por los que el paciente se presenta en la consulta asociados a un órgano determinado, pueden identificarse otros en órganos distintos.
  • La severidad de los signos clínicos es variable, pudiendo aparecer y desaparecer en función del nivel de estrés al que está sometido el paciente.
  • La historia del paciente es fundamental. La susceptibilidad o resistencia al estrés de un individuo depende de la genética y del ambiente en el que se ha criado, debiendo indagar en la historia del paciente y, si es posible, en sus antecedentes familiares.

Si bien los estudios de Buffington se centran en la cistitis idiopática felina, éstos sugieren que la vejiga de la orina es tan solo una de las posibles víctimas de un proceso sistémico asociado a una alteración en el sistema de respuesta al estrés. Estos estudios recomiendan, además, el trabajo en equipo de todos los profesión.

Fuente: Etología Veterinaria