No es un tipo de sarna, ni una dermatitis atópica, la acrodermatitis letal, como su nombre indica, es generalmente mortal para los bull terriers antes de que cumplan los dos años.
Esta enfermedad hereditaria, exclusiva de la raza, causa graves lesiones cutáneas como costras y dolorosas úlceras en las patas y en la cabeza desde las primeras semanas de vida, además, deforma las almohadillas, las uñas y provoca un retraso en el crecimiento y problemas inmunológicos piel.
A diferencia de la versión humana –la acrodermatitis humana enteropática– que se asocia a una deficiencia de zinc y puede tratarse con suplementos, la patología en estos animales no tiene cura. “La acrodermatitis letal se conoce desde hace más de 30 años y el defecto genético está presente de forma alarmante en bull terriers y bull terriers miniatura”, indica Tosso Leeb, científico en el Instituto de Genética de la Universidad de Bern (Suiza) y autor principal de un estudio que se publica en la revista PLoS Genetics.
Fuente: Ecoticias