El cambio climático continúa siendo el tema central de revisiones, ya no únicamente en centros de investigación, universidades o academias, que fue donde se empezó a plantear la existencia de dicho cambio como producto de numerosas evidencias y que ha cobrado gran importancia, al grado de que las Naciones Unidas convocaron a la conferencia internacional llamada “Paris 2015 COP 21- CMP11”, para revisar el tema.
Ha quedado plenamente establecido que hay que ponerle atención al citado cambio, porque es un tema de seguridad para la sobrevivencia de la especie humana. De tal conferencia mundial Se derivaron toda una serie de acuerdos, que los países firmantes pactaron y que deberán implementar, ya que se aceptó que en gran medida dicho cambio es producto de las actividades humanas.
Como producto de la aceptación de estar inmersos en el proceso de deterioro ambiental más grande en la historia del planeta, en los centros de investigación se han establecido proyectos para identificar especies de los diferentes reinos que sean indicadoras del cambio climático o que sean lo suficientemente plásticas para soportar los cambios bióticos o abióticos que se avecinan o están en proceso. La plasticidad viene a ser el concepto clave que se refiere, en términos generales, a la capacidad de un organismo de adaptarse a las alteraciones, modificaciones del ambiente u otras presiones bióticas, como plagas y enfermedades.
Hemos señalado previamente que, si los mexicanos deseáramos enfrentar dicha amenaza climática, deberíamos proponer alternativas locales y hacerlo a la brevedad. Es en este tenor que proponemos en la presente nota, considerar dentro del sector pecuario al cerdo pelón mexicano, como un caso de excepción valioso para enfrentar el cambio climático.
En el sector pecuario, al igual que en las plantas, los animales, poseen diferentes grados de plasticidad, que se pueden expresar de diversas maneras, como respuesta adaptativa a los cambios en el ambiente. En el caso de los animales domésticos, mientras menos “seleccionados o mejorados genéticamente” estén, mejor será su respuesta adaptativa, ya que su variación genotípica individual es mayor. La selección o mejoramiento, inducido por el hombre (en su afán de hacerlos más productivos), ha dado preferencia a aquellos genes que le confieren una mayor capacidad productiva, que aquellos que le permiten adaptarse a los cambios ambientales. Tal es el caso, en la actualidad de las líneas o razas mejoradas, de prácticamente todos los animales domésticos, que si bien, se ha logrado un avance significativo en su capacidad de producir carne, leche o huevos, han perdido plasticidad o capacidad de adaptación ante efectos del ambiente, ya sea bióticos o abióticos (amenazas de infección por virus, bacterias, parásitos; cambios climáticos). Como consecuencia de lo anterior, la mayor cantidad de alimentos de origen animal en el mundo es obtenida a partir de una minoría de razas de animales, aunque ello conlleve hacer altas inversiones de insumos (cereales y granos) y el uso de alojamientos artificiales.
El cerdo pelón fue traído a México por los españoles hace aproximadamente 500 años y desde entonces, afortunadamente, ha sido poco modificado o mejorado genéticamente por el hombre. Sin embargo,con otras especies de mamíferos domésticos, e incluso con los congéneres de razas comerciales del cerdo pelón, el mejoramiento genético ha sido muy notable. Como consecuencia de lo anterior, el cerdo pelón posee una variación genética que le confiere un amplio potencial de adaptación a una diversidad de condiciones ambientales adversas. Dicha adaptación está dada por mecanismos fisiológicos, ya sea para adaptarse al ambiente físico (temperatura, humedad), a las amenazas infecciosas a su salud (bacterias, virus o parásitos), o para la satisfacción de sus necesidades alimenticias. Al ser un animal de lento crecimiento, sus requerimientos de nutrientes son más bajos, comparados con las razas de cerdo comercial; lo que le permite consumir alimentos altos en fibra y bajos en proteína y energía. Incluso el consumo de metabolitos secundarios de las plantas, que en cerdos comerciales pueden reducir la digestión o alterar el aprovechamiento del alimento, en el cerdo pelón dichos compuestos son menos agresivos.
En Yucatán, dentro de las jornadas de innovación en el parque científico tecnológico el pasado mes de julio, fue organizada una reunión específica sobre el cerdo pelón mexicano. En ella participaron académicos y pequeños productores, quienes han mantenido al cerdo pelón a través de los años, y en la que se enfatizó la importancia de rescatar al cerdo pelón mexicano para fines pecuarios. Se anotaron experiencias de varios años que demuestran que este cerdo puede ciertamente ser una opción a probar en el trópico mexicano. Su rusticidad ha demostrado ser una gran ventaja, además de que puede ser catalogado como un producto orgánico pecuario, calificativo que en este momento es de particular importancia para gastrónomos y nutriólogos. Como resultado de dicha revisión, se somete a consideración de los interesados la presente propuesta.
Se integró una experiencia, fuera de la agenda programada y que podríamos llamarle modelo de libre pastoreo de cerdo pelón mexicano, desarrollado en plantaciones de árboles de ramón (Brosimum alicastrum). En la visita al ensayo demostrativo, en un rancho de la localidad se pudo constatar como los frutos y semillas del árbol del ramón que caen al suelo son directamente consumidos por el cerdo pelón, lo que reproduce en cierta forma el sistema pecuario español del cerdo ibérico, que consumen bellotas de las plantaciones de árboles de encinos. El binomio cerdo pelón mexicano-árboles de ramón es una opción sustentable en gran medida, porque las semillas de dicho árbol, se ha demostrado que poseen un alto valor nutritivo de más del 12 por ciento de proteína, en adición de que las hojas del citado árbol son altamente palatables para el cerdo. La opción de desarrollar un sistema de libre pastoreo del cerdo pelón, en una visión alterna de economía rural que debe ponerse a prueba. Lo anterior debido a los altos costos de producción en los sistemas intensivos vigentes en los que, entre otros factores, el aporte de granos para los cerdos es cada día más difícil, por la dependencia de su importación y la competencia con la alimentación humana, particularmente del maíz.
Fuente: Crónica