Cómo reducir el riesgo de olor sexual en canales de machos enteros

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Mediante la alimentación y las condiciones de cría se puede reducir el olor sexual usando animales procedentes de reproductores caracterizados genéticamente como de olor sexual bajo. El riesgo de olor sexual puede reducirse mediante estrategias de alimentación, mejora genética y el uso de buenas prácticas de manejo que disminuyan la concentración de los compuestos responsables en las canales de machos enteros.

En muchos países los lechones son castrados de forma rutinaria sin anestesia o analgesia para evitar la presencia del olor sexual. Los machos enteros crecen más rápido, convierten el alimento de manera más eficiente, producen canales más magras, y eliminan menos nitrógeno en los purines, en comparación con los cerdos castrados. Los consumidores que defienden el bienestar de los animales consideran innecesario someter a los lechones al dolor y sufrimiento debido a la castración. Por ello, en la Unión Europea el sector se ha comprometido voluntariamente a dejar la práctica de la castración de los lechones sin anestesia o analgesia.

La androstenona y el escatol son los dos compuestos principales responsables del olor sexual que se depositan principalmente en la grasa. La androstenona es una feromona esteroidea de los machos y el escatol y el indol son compuestos resultantes de la descomposición del triptófano. Los umbrales de aceptabilidad de la androstenona y el escatol por parte de los consumidores son de 0,5 a 1,0 y 0,2 de 0,25 ppm, respectivamente.

Se han buscado alternativas al uso de la castración como separar semen sin el cromosoma sexual Y mediante citometría de flujo y la inmunocastración de los cerdos machos administrando una vacuna hormonal contra el factor liberador de las gonadotropinas. Ambos enfoques no se han implantado en Europa. La selección de semen mediante citometría de flujo es un método muy lento y se desconoce la actitud de los consumidores frente a la inmunocastración.