La inseminación postcervical en cerdas

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La inseminación postcervical en cerdas

Desde ya hace varios años, la inseminación postcervical se ha convertido en una pauta habitual en la mayoría de las explotaciones porcinas. En este artículo repasamos con Javier Gil, especialista en reproducción e inseminación artificial porcina, los aspectos a tener en cuenta para realizarla correctamente.

La pauta correcta de la inseminación postcervical (IAPC) implica una buena recela. Una vez hemos detectado el celo, guardamos el/los verracos y dejamos pasar unos minutos (a menudo es suficiente el tiempo de ir a buscar el semen para que se haya reducido el nivel de estimulación de la cerda) y, a continuación, inseminamos sin la presencia del macho. Para inseminar, previamente limpiamos las vulvas. Esta limpieza es aquí aún más importante que durante la inseminación tradicional ya que con la cánula vamos a entrar hasta el inicio del útero, saltándonos la primera defensa física a la suciedad que supone el cérvix.

Colocamos el catéter en cuatro o cinco cerdas, de esta manera damos tiempo al cérvix a que se relaje, e introducimos la cánula interna (foto 1). Cuando en una cerda la cánula no entra con facilidad, la dejamos y pasamos a la siguiente para darle un poco más de tiempo y luego volvemos a intentarlo. No todas las cerdas necesitan el mismo tiempo de relajación, pero lo que es cierto es que la única cerda que nos puede hacer esperar (“perder tiempo”) es la última.

¿Por qué es importante la inseminación a presión en la inseminación postcervical?

En una IAPC bien hecha, depositamos el semen en el cuerpo del útero (imagen 1), por lo que necesitamos menos volumen de dosis que en la inseminación tradicional. Además, debemos considerar que el útero “cuelga” dentro del abdomen cuando la cerda está de pie. Por tanto, el semen cae en el cuerpo del útero en cascada. Así, en una IAPC bien hecha no puede, de ninguna de las maneras, haber reflujo.

Por tanto, en esta técnica de inseminación la presión al inseminar actúa como un indicador de control de calidad del proceso. Si al inseminar con presión provocamos reflujo del semen, significa que hemos colocado mal el catéter y/o la cánula, y estaremos depositando el semen en el cérvix, en vez de en el útero. Es un aviso de que la inseminación es incorrecta. En este caso debemos “reiniciar” el proceso, extrayendo la cánula unos 20 cm, recolocando el catéter, reintroduciendo la cánula y volviendo a inseminar.

Esta es una de las grandes ventajas de la técnica postcervical: al acabar la inseminación ya sabes si las has realizado bien o no. Con la inseminación tradicional en cambio, el reflujo es mucho más variable e impredecible, y por tanto difícil de valorar si se ha realizado con corrección.

¿Has explicado siempre la importancia del masaje cervical (el meneíto) al final de la inseminación? ¿Por qué crees es tan importante?

En la monta natural, cuando el verraco termina de eyacular y antes de finalizar la monta, realiza unos movimientos semicirculares con el pene. Este movimiento tiene por función, “avisar” a la cerda que la eyaculación ha acabado, y que debe movilizar el semen hacia el útero.

Con el masaje cervical se pretende simular este “aviso”. Por eso es importante al acabar la inseminación, retirar parcialmente la cánula, y con el catéter aún en el cérvix realizar durante unos segundos un movimiento con el propio catéter como si estuviéramos batiendo un huevo. A menudo se realiza incorrectamente, haciéndolo mientras se está retirando el catéter, cuando “el meneíto” es un movimiento de estimulación cervical y no de extracción.

Además, el masaje cumple una segunda función tan importante como la anterior. Al hacer “el meneíto” estimulamos de nuevo el cérvix, por lo que, se contraerá y veremos reflujo si hemos depositado el semen en el cérvix y no en el útero. De nuevo, es una pauta que actúa como control de calidad.

El uso del verraco durante la IAPC

Este es un tema controvertido, del cual tampoco hay que hacer un dogma.

La IAPC se describió como una técnica que es preferible utilizar sin la presencia del verraco. El motivo es que el proceso de tensión-relajación que sufre el cérvix es menos predecible cuando está el verraco delante. Este efecto lo vemos fácilmente durante la inseminación tradicional, en la que se recomienda de forma generalizada la presencia del macho, donde hay cerdas que empiezan a “absorber” el semen en pocos segundos y otras necesitan muchos minutos.

Así en la IAPC sin verraco delante, la relajación del cérvix tras insertar el catéter se producirá antes y en un tiempo más predecible y el tiempo total de inseminación se reducirá. LEER MÁS EN:  https://www.3tres3.com/articulos/%C2%BFcomo-funciona-la-inseminacion-postcervical-en-la-cerda_45301/