Las tecnologías más nuevas han hecho cada vez más claro porqué los cerdos eligen para ciertos alimentos – esto se puede actualmente investigar incluso en el nivel genómico.
En un reciente artículo en Ciencia y Tecnología de la Alimentación Animal, los científicos adscritos a la Universidad de Queensland , Australia, dan una visión general cronológica de cómo el conocimiento de la detección de nutrientes en los cerdos se ha desarrollado durante los últimos 130 años y cómo el sabor porcino potencialmente ha impactado consumo voluntario de pienso.
Descifrar los principales mecanismos moleculares
En su abstracto, concluyen: ‘El advenimiento de la era genómica ha permitido descifrar los principales mecanismos moleculares implicados en la detección de nutrientes (dentro y fuera de la cavidad oral) y la existencia de un cruce entre la lengua, el intestino y el cerebro que atraen la mayoría de los futuros estudios sobre la ingesta voluntaria de alimento en cerdos
Los investigadores comenzaron su investigación, indicando que los cerdos de granja son alimentados con dietas nutricionalmente balanceadas sin opción, una práctica que implica que la ingesta voluntaria de alimento se basa en necesidades nutricionales en lugar de perfiles sensoriales. El sistema gustativo reúne los aspectos sensoriales con el contenido de nutrientes de los alimentos. Los científicos afirmaron que ‘sólo un puñado de nutrientes son sistemáticamente controlados en las dietas comerciales de cerdo’.
Estudios iniciales: características relevantes para el sabor del cerdo
Los primeros estudios establecieron características anatómicas y de comportamiento relevantes para el gusto y las preferencias de los cerdos, observaron los científicos, con animales que mostraron una alta preferencia por la glucosa y la sacarosa, que no se adecuó fácilmente cuando se sustituyó con edulcorantes no calóricos como la sacarina.
Los ingredientes adecuados en la alimentación de los cerdos pueden influir en la ingesta voluntaria de alimentos. De archivo: Ton van de Meulenhof
En su artículo, los investigadores apuntan a estudios que pasan por alto la cavidad oral. Estos demostraron que la detección de glucosa en el tracto gastrointestinal superior (GIT) provoca respuestas endocrinas que pueden determinar la ingesta de alimento. Una red de células quimiosensibles (que expresan el gusto y los receptores de nutrientes) en el GIT parece mediar estas respuestas hormonales orquestando el ciclo hambre-saciedad.
Proteínas y aminoácidos dietéticos
Estos mecanismos también son relevantes para la dieta de proteínas y aminoácidos, escribieron los autores. Los aminoácidos esenciales dietéticos (es decir, lisina, metinonina, triptófano y treonina) son factores importantes en la selección de piensos y la ingesta en cerdos, dijeron. Además, se ha informado también que el ácido glutámico mejora la ingesta de alimentos en cerdos jóvenes.
El efecto a largo plazo de los azúcares, aminoácidos y ácidos grasos sobre la ingesta de alimento en los cerdos sigue sin estar claro, escribieron los investigadores. En particular, el efecto del exceso de nutrientes como los aminoácidos en la dieta ha recibido poca o ninguna atención, dijeron, mencionando en una nota positiva que la investigación prometedora se ha publicado hasta la fecha relevante a otros nutrientes como las grasas o no nutricionales compuestos dietéticos.
