La industria porcina mexicana se encuentra en una encrucijada según el último de los reportes de Rabobank. La transformación de la industria de un sector de producción fragmentado de baja tecnología a un proveedor de carne de cerdo competitivo a nivel mundial en solo unas pocas décadas es loable pero para cumplir con las expectativas futuras del mercado y brindar resultados financieros consistentes, el sector debe continuar su proceso de modernización, asegura la entidad en uno de sus informes.
La industria tiene dos opciones principales de cara al futuro. A través de inversiones adicionales, tiene la oportunidad de estabilizar la producción y, en nuestra opinión, de generar retornos financieros más predecibles.
Para ello, debe fundamentalmente:
Acelerar las inversiones en materia de bioseguridad y formación de los trabajadores.
Consolidar a las empresas más débiles y avanzar hacia mayor integración vertical
Elevar el valor de la canal a través de ventas de mayor valor, productos de conveniencia y crecimiento de las exportaciones.
Frente a esto, para Rabobank, si el apetito por nuevas inversiones no crece, la industria porcina mexicana puede detenerse en su camino de modernización, quedando expuesta a la volatilidad que se ha asociado con los desafíos de salud del censo ganadero y los márgenes más ajustados asociados con la calidad inconsistente de la carne de cerdo que comercializa.