A medida que las enfermedades porcinas de carácter grave se han ido erradicando, las enfermedades crónicas han cobrado mayor importancia. En los países tecnificados, y especialmente en las zonas frías y húmedas, las neumonías ocupan ya el primer lugar en importancia. El costo de la Neumonía Enzoótica a la industria porcícola es difícil de valorar, dado que la enfermedad causa muy pocas muertes, teniendo su mayor impacto en un retardo del crecimiento y aumento del consumo de alimentos. Al valorar estas mermas es difícil establecer si son debidas únicamente al proceso neumónico, o si otros factores independientes contribuyen también.
Sin embargo, mediante mediciones cuidadosas en números grandes de animales, Goodwin (1) y Dewaele y Brassine (2), calcularon las pérdidas en aproximadamente $30.00 por’ cerdo engordado. Con el aumento de precio de la carne, las pérdidas hay en día deben ser de aproximadamente $40.00 por cerdo engordado a 100 kg. ¿Que representan estas cantidades a nivel nacional? En un estudio de la incidencia de pulmones neumónicos realizada en el Rastro de Ferrería entre abril y diciembre de 1974, Pijoan y col. (3) encontraron que ésta era de aproximadamente un 10%. Si consideramos que en el país se engordan 3 350,000 cerdos anualmente (4), el costo de esta enfermedad para la industria porcícola podría ser de 13.4 millones de pesos al año.
Mecanismos de defensa pulmonar Antes de tratar el tema de la etiología de estas enfermedades, es conveniente describir de manera concisa, los mecanismos de defensa del pulmón y la manera como se pueden ver afectados. La creación de la industria porcícola supone la explotación intensiva de los animales en un área relativamente restringida que favorece considerablemente la transmisión de enfermedades por vía respiratoria al estar los animales en contacto mas estrecho. El pulmón tiene un complicado sistema de defensa, que presenta su primera barrera en la remoción mecánica de partículas inspiradas. El aparato respiratorio puede eliminar eficientemente todas las partículas menos aquellas de menor tamaño, mediante barreras mecánicas tales como el moco y vellos en la nariz, en epitelio ciliado, el moco en tráquea y bronquios y los cambios bruscos de dirección del árbol respiratorio, que favorecen el depósito de partículas.
Las partículas que se depositan en estas áreas son removidas rápidamente por el flujo del moco. El depósito de las partículas en diferentes partes del árbol respiratorio depende fundamentalmente del tamaño de éstas. Así, las partículas de más de 10 micras se depositan en los cornetes nasa1es por su fuerza de inercia (5, 6). Al descender par el árbol respiratorio la velocidad del flujo de aire desciende, y esto obliga a la sedimentación por gravedad de partículas de 10-2 micras en el epitelio tráqueo-bronquial. Las partículas de menos de 0.5 micras no se depositan y se retiran con la expiración (6). Son entonces las partícu1as con diámetros entre 0.5 y 2 micras las que no se depositan y logran llegar hasta la pared alveolar. La diferencia en la eficiencia del despeje mecánico de partículas del epitelio tráqueo bronquial y el alveolo es marcada: mientras que el epitelio ciliado logra retirar el 90% de partículas depositadas en menos de una hora (5) el alveolo sólo puede retirar el 50% en cuestión de horas (6) mientras que e1 resto puede tardar meses, o no ser retirado (5). Como la mayor parte de bacterias y micoplasmas están comprendidas entre las 0.5 – 2 micras, es obvio que el pulmón debe contar con otros mecanismos de defensa a nivel alveolar.
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